[01]

367 48 4
                                    




— ¡Odio a ese maldito profesor!

Park Jimin toma sus cabellos rubios con exasperación, halando de ellos con fuerzas trás su desesperación, en un intento por controlar su furia.

— Es un anciano, Jimin. ¿Qué esperabas?

— Bueno, un poco de empatía no le vendría mal— Asegura mientras acomoda su cabello que se volvió un desorden— Me ha quitado 10 minutos de mi preciado receso, peor aún... Tengo un hambre de mierda, pero él parecía no considerarlo porque estaba muy ocupado bebiendo de sus estúpido café— Bufa antes de tomar una respiración para controlar su pulso— Recuerdame por qué razón tomé esta clase, estoy a punto de aceptar una expulsión con tal de darle un golpe en la cara.

El mayor abre los ojos sin creer lo que está escuchándo. Jimin, quien mantenía el ceño fruncido, no parecía estar de broma. El pelinaranja ríe, su mejor amigo era alguien muy drástico, en su lugar y con esa personalidad quizá habría elegido las mismas palabras.

— Bueno, tomaste esta clase para compartir tu tiempo con el hombre que amas, o sea yo— Jimin golpea su hombro y Hoseok se queja— ¡Mierda, eso dolió!— Acaricia su hombro intentando aminorar el dolor y cuando ambos se observan, sueltan una carcajada— De acuerdo, Taehyung es la razón por la que tomaste esa clase y terminaste arrastrándome a ella también. Así que, no puedes retractarte cuando está por acabar el semestre, cariño— Se burló.

Y su mejor amigo no mentía. En el fondo Jimin se cuestionaba porqué estaba comportándose como un idiota enamorado siguiendo a la persona que llama su corazón, pues lo único que había logrado conseguir de ello era terminar haciéndo el ridículo. Kim Taehyung no parecía darse cuenta de su existencia en lo más mínimo y Jung Hoseok no podía dejar de sentir lástima por el chico de cabellos dorados que sufría cada vez que fallaba en el intento por al menos lograr que el chico le tomara en cuenta.
Jimin no dice nada más, pues cuando el dulce olor a canela entra por sus fosas nasales, su estómago empieza a gruñir debido al hambre que le invade.
En pleno noviembre, las temperaturas en la ciudad comenzaban a bajar, por lo que era difícil no sentir el cuerpo entumecido cada mañana en clases. Y parecía que las cocineras de la cafetería tenían un poco de humanidad y consideración por los estudiantes, porque esa canela caliente que entregaban junto al delicioso pan recien hecho, parecía ser un regalo hecho por los dioses.

— Hope, ¿tengo demasiada hambre que me esta haciéndo delirar o en serio hay pan y canela en la cafetería?

El pelinaranja lo observa conteniendo una carcajada ante la dramatización de su mejor amigo, niega con la cabeza antes de tomar una respiración para evitar dejarlo en ridículo.

— Estoy seguro de que estás delirando, Mochi— Dice con sarcasmo mientras entra a la cafetería.

Minutos después Jimin se encuentra devorando los panes que ha tomado como si su vida se fuese en ello.
Había estado tan hambriento y parecía que la necesidad de alimentarse se había intensificado gracias a que la clase de algebra había durado más de lo usual. Consideró también que el enojo y la frustración le habían hecho aumentar su apetito, o posiblemente era su estado natural e intentaba justificarlo con excusas tontas.
Hoseok observa a Jimin sorprendido, incapaz de dar una morirda más a su almuerzo porque la sorpresa lo deja pasmado.
El pelinaranja aclara su garganta, llamando la atención de Jimin. Sin embargo, fuera de querer reír ante lo graciosos que se muestra ver a Park de ese modo, su rostro simplemente se llena de preocupación.

— ¿Jimin?— El rubio le observa atentamente, limpiando las migajas que se posan en el borde de sus gruesos labios— ¿Desayunaste esta mañana?

|•What I Never Told You•| →JimSu←Donde viven las historias. Descúbrelo ahora