No somos tan diferentes

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Era un día como cualquiera en el Sunny; los mugiwara tenían días navegando sin encontrarse con ninguna nueva isla o más bien con ninguna nueva aventura como lo llamaba el capitán.

Luffy estaba demasiado aburrido, tanto que ni siquiera el jugar con Chopper y Usopp hacían cambiar su estado de ánimo.

Era bastante extraño verlo de esa manera pero qué podían hacer...

Sanji se la pasaba casi todo el tiempo en la cocina preparando comidas y postres que dedicaba especialmente para sus bellas señoritas, mientras que Brook le hacía compañía.

No era de extrañarse que el espadachín estuviera durmiendo después de pasarse las horas entrenando, tanto así que casi siempre se perdía la hora de comer.

Robin por su lado permanecía la mayor parte de su tiempo leyendo, ya necesitaba realmente conseguir nuevos libros pues los que tenía ya los había terminado y se la pasaba ojeando algunos de los que tenía Chopper, mientras que Franky se la pasaba en su taller haciéndole mejoras al Sunny.

Parecía que esta situación de precarias aventuras ponían de más mal humor a Nami, no soportaba verlos a todos con esas caras, era demasiado estresante para ella como navegante pues se sentía responsable del rumbo que el barco llevara.

Una mañana cuando todos se encontraban en la cocina desayunando y el espadachín llegando tarde nuevamente Sanji se enojó y le dijo:

─ ¡Estúpido marimo, no te basta con dormirte durante la vigilancia que todavía te das el lujo de llegar tarde a desayunar!.

─ ¿Y a ti qué diablos te importa cocinero de cuarta?

─ ¿Que qué me importa? La vida de mis hermosas damas y de estos idiotas dependen de un imbécil como tú cabeza de alga que no sabe hacer otra cosa más que dormir.

Sí, la verdad era que esta situación de aburrimiento y estrés también estaba alterando al cocinero, tal parece que permanecer encerrado en la cocina durante varios días sin hacer nada más le estaba afectando.

─ Pero, ¿qué demonios te pasa? ─ preguntaba Zoro extrañado, no era que no estuviera acostumbrado a pelearse con él pero parecía que esta vez pintaba de otro color la situación.

─ ¡Cállense los dos y vamos a desayunar!─ les pedía Nami a punto de golpearlos ─ Sanji esta noche puedes hacer tú la guardia creo que el aire fresco de la noche te sentará bien ya que no has hecho otra cosa más que estar en la cocina durante todos estos días.

─ ¡Sí mi querida Nami san, lo que tú me pidas haré!─ decía mientras sus piernas se tornaban como un remolino y saltaban corazones de sus ojos.

El desayuno transcurrió tranquilo, bueno la verdad cuando se trata de los mugiwara es casi imposible que una comida transcurra con tranquilidad; ya era típico ver a Luffy robando la comida, a Zoro bebiendo sake en una orilla de la mesa, a Franky y Brook sentados sobre la barra frente a la cocina, a Chopper emocionarse con las historias que le contaba Usopp, a Nami alterada y repartiendo golpes por todos lados y a Robin muy serena leyendo un libro mientras sorbía un poco de café como si nada estuviese pasando a su alrededor.

Durante la tarde la tensión no había disminuido para nada y cada vez hacía más calor; Luffy no paraba de preguntar si pronto llegarían a una isla y Nami ya no sabía ni qué contestarle que no fuese un golpe o una patada.

De pronto Usopp dio la buena noticia que alegró a todos los tripulantes...

─ ¡Tierra a la vista!, Luffy veo una isla.

Esto provocó que Luffy levantara sus ánimos y saliera corriendo hacia la cubierta y dejara en paz a la navegante.

─ ¡Yuju! ¡Que emoción una isla! Seguro que a partir de ahora tendremos nuevas aventuras shishishi.

No somos tan diferentes ONE SHOT (No Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora