-Otra tormenta...
Comentaba la joven albina al ver las nubes oscuras aproximándose sutilmente hacia su villa, inmediatamente dio media vuelta y tomó asiento en el pórtico de su hogar donde estaría a salvo de la lluvia.
Casi de inmediato su predicción fue cumplida y a las gotas de lluvia le siguieron los potentes estruendos de los relámpagos que azotaban la lejanía haciéndole saltar de un susto en repetidas ocasiones, pero ella seguía frente al hogar de su abuela ¿haciendo qué? Mirando al arco que daba la bienvenida a la villa, esperando...
Esperando al héroe de la leyenda...
Ya habían pasado algunas semanas desde que lo vio por ultima vez y aún así tenía la ilusión de que un día simplemente llegaría en su corcel.
- Uhmm... Tal parece que hoy tampoco vendrá... -Murmuraba con cierta decepción en su voz, poniéndose en pie y estirando sus piernas con ciertas molestias, girándose para entrar a su morada para de repente escuchar como algo caía detrás suya, dando media vuelta para ver de frente al resultado de sus plegarias, pero algo no estaba bien. Mantenía la espalda encorvada como si ocultase su torso, vestido apenas con una camiseta vieja para cubrirlo, un escudo simple de madera y una porra de algún monstruo.
- H-hola Apaya... Yo... Yo... ¡Ugh! -Al gemido de dolor de Link le siguió caer al suelo como un tronco.
La pobre Apaya se quedó pasmada y con la boca abierta. sintiendo como las lagrimas le brotaban al momento de darse cuenta como bajo del héroe se formaba un charco de su propia sangre.
- ¡ LINK !!!
Un desgarrador grito salió de la joven sheikah con los vecinos rápidamente acudiendo al llamado, fue en la casa de Impa donde se reunieron, los proveedores de vegetales renunciaron a sus indiferencias para que pudieran crear un platillo que pudiera curarle todo lo posible, mientras que los niños trataban de encontrar ranas para preparar algún elixir y Domayo, el viajero del pueblo buscaba desesperadamente la fuente de la Gran Hada para rogarle que sanase al hyliano.
Durante todo este proceso la pobre Apaya no podía hacer más que limpiar las heridas del joven rubio que se retorcía del dolor cada cierto tiempo, constantemente la muchacha estaba preguntando a su abuela si Link estaría bien, recibiendo siempre como respuesta "Más nos vale que si..."
Fue un proceso que tomó de un tiempo, pero finalmente luego de varias horas volvió con un hada atrapada en una botella, entregándola con una sonrisa de ilusión a la afligida joven para que hiciera los honores.
- Te suplico que lo salves... -Susurró al mágico ser mientras destapaba la botella, dejando que el un polvo rosado centelleante cayera sobre el rubio como agradecimiento, terminando de cauterizar sus heridas y respirando de forma mucho más constante y relajada. El pueblo entero podía soltar un suspiro de alivio, finalmente el héroe se encontraba fuera de peligro.
En mitad de la noche, con todos en cama, Apaya se mantenía al lado del inconsciente Link acariciando su cabello con cierta ternura, aunque con miedo de que despertara y el chico la viera tocándole.
- Link... Por favor... Abre los ojos... -Susurraba la chica con pesadumbre.
- ¿Z...lda...? -Susurraba a un volumen apenas audible.
- ¿Eh? ¿L-Link! ¡S-soy yo! - Con vergüenza y el rostro enrojecido al albina se apartó rápidamente aunque con una felicidad incontenible.
- ¿Zelda...? Lo siento... -Susurró el rubio antes de volver a quedar dormido.
Apaya se quedó callada por unos segundos...
Y luego lloró...
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Tu formas parte de mis recuerdos
RomanceLa pobre Apaya esta enamorada de Link, pero conforme el va recobrando memorias de lo ocurrido hace 100 años, se siente más y más cercano a la princesa Zelda.