Dicen que lo que no nos mata, nos hace más fuertes. Pero a veces esas situaciones en las que estamos en nuestro límite son las situaciones que nos hacen querer desear la muerte. Momentos, en los que pensamos que lo hemos perdido todo, momentos que no queremos seguir con vida. Momentos, en las que nuestras emociones se desvanecen. Momentos que se parecen más a la muerte que ella misma.
A veces sentimos que no queremos seguir con vida, más de una vez lo pensamos. Pero, no pensamos en que hay detrás de la muerte. Quizás, solo quizás la vida sea mejor que la muerte. Quizás la vida solo sea sufrimiento y la muerte una simple ilusión. Una sola salvación.
Demasiados momentos, en los que se pierden cosas, demasiadas experiencias. Que pueden ser buenas o malas, divertidas o tristes... Demasiadas cosas para uno mismo.
Todos hemos perdido cosas, algunos más que otras. Pero, lo importante no es lo que perdamos, sino, lo que podamos llegar a recuperar. Sin embargo, nunca se recupera todo...
Solo juzgamos las apariencias, nunca entendemos la realidad, nadie se vuelve comprensivo a simple vista. Solo analizamos, no pensamos en entender. No queremos intentar comprender las otras realidades. Pero, a veces aparecen personas, personas que prefieren entender. Que comprenden tu propia realidad. Hasta que esas mismas personas se acercan al peligro al estar cerca de ti, que se hieren por tu propia culpa. Esos momentos, te hacen desaparecer.
La muerte no viene con la vejez, viene con el olvido.
No voy a morir, siempre y cuando haya alguien que me recuerde.
Pero a veces, recordar no puede llegar a salvarnos.
En algunos momentos, pensamos que verdaderamente tenemos miedo de la muerte. Pero la muerte no es la mayor perdida. La perdida más grande es lo que muere dentro de nosotros mientras vivimos.
Querer, ser querido... Herir y ser herido.
Las personas pueden llegar a salvarte. Hasta que estas mismas desaparecen. Mueren... Otros se las llevan. El dolor de no poder recuperar lo que se quiere, el dolor de no saber que hacer.
La muerte se lleva a otros. Hasta que tú mismo te vuelves la muerte misma. Llevándote seres queridos de otros, para poder encontrar a la persona, que una vez con vida se convirtió en tu motivación.
La muerte no tiene explicación, solo es el momento en el que pierdes la vida.
La muerte es el precio de la vida. El precio de no comprender su propio significado.
La muerte no me salvó, nunca encontré a la persona a la que quería. Hice una promesa, por eso cuando creo que las personas, han vivido lo que necesitaban para comprender su razón de vivir. O toman la decisión de morir. Solo me los llevo y permanecen en el olvido.
Seguir intentando encontrar a la persona que se convirtió en tu propia salvación. Intentando encontrarla. Sin recordar, que al poder conseguir el poder de quitar la vida de otros. Nunca podrás recordar, quien fue capaz de volverse tu nueva ilusión.
Seguir esperando, esperar a recordar quién fue esa persona. Volver a verla. Después de que la muerte, se la llevara por primera vez.
Esperar a conseguir de vuelta tu motivación.
~La muerte
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La historia de la muerte
Short StoryDicen que lo que no nos mata, nos hace más fuertes. (...) Momentos, en las que nuestras emociones se desvanecen. Momentos que se parecen más a la muerte que ella misma. (...) Todos hemos perdido cosas, algunos más que otras. Pero, lo importante...