—¿Qué rayos te pasa? —Marcos paso su mano una y otra vez en su oreja, mientras su mirada me gritaba que quería asesinarme —¡Me has tratado como un niño frente a mi hermano! —enarcó una ceja
—¿importa eso Marcos? —él da una patada en el suelo lleno de furia —si no quieres que te trate como un niño deja de actuar como uno.
Se cruza de brazos y sus ojos grises se tornan oscuros por la furia que carga.
—Importa, soy alguien respetado y tu acabas de jalonearme como si fuera tu hijo
—Casi he sido tu puta madre todo este tiempo —abre la boca pero no gesticula ni una palabra —Yo, me he encargado de librarte de todas las metidas de pata que has hecho Marco pero está vez no moveré un solo dedo.
—¿De qué hablas? —entrecierro los ojos y caminó hacia él, sonrió al notar que da un paso atrás cada vez que me acercó, su ancha espalda a pegado contra la pared, él tan alto como podía se veía acorralado por mi... una mujer no muy alta.
—Habló de Alexia —desvía la mirada y puedo notar que ha tragado fuerte saliva.
—No te metas Constanza —esta vez su mirada está clavada en mi, oscura, temerosa, el chico bueno se ha transformado en un hombre furioso —ella no está en mis planes.
—¿Seguro? —aprieta sus dientes, mientras enarcó una ceja y me muerdo una uña —estas aquí, dejaste el extranjero, justamente cuando Alexia se mudo para acá.
—Estoy acá por trabajo —se despega de la pared y a mi parecer ha crecido más, este era el Marcos que nuestros huéspedes conocían, el hombre tenebroso, el que se veía imponente e intocable. No había rastros del chico bromista, el de las rabietas y que actuaba como un niño cuando le convenía... bueno todo el tiempo —Querías más constancia en los juicios, estoy acá.
—¿Desde cuándo te ha importado tanto la jaula? —quise morder mi lengua o mejor aún, retroceder ese segundo que metí la pata pero ya era tarde, su rostro mostró los demonios ocultos que él cargaba.
—¿En serio lo preguntas maldita Constanza? —no retrocedi, aunque la planta de mis pies hormigueaban para salir huyendo —¿te diste un golpe o que rayos pasó?
—Lo mereces —niego al ver a Wiston sentado frente a nosotros, a pierna cruzada y fumando una pipa ¿cómo rayos un fantasma podía fumar? —removiste su herida, si te agarra del pescuezo no diré nada, es más estaré al otro lado esperándote con los brazos abiertos y te daré tu merecido.
Cerré los ojos, mientras daba masajes en la sien
—Perdona Marcos, sólo estoy preocupada por Alexia
—No deberías, no he hecho nada para ilusionarla y lo sabes muy bien.
—Tienes razón, sólo la has ignorado —Marcos se encoge de hombros y da un puñetazo en la pared, miró a Wiston quién a dejado la pipa en el aire para observar a Marcos... él se ha lastimado pero no parpadea, no da masaje a sus nudillos... la cague.
—Bravo, te gusta llevar al límite a este hombre —miró furiosa a Wiston —es la verdad, usaste eso para sacarlo de su mundo pero ahora no dejas de presionar en la llaga.
—Marcos, lo lamentó —él suspira y apoya su frente en la pared.
—Quiero un respiro Constanza —no respondó me quedo en mi sitio —deseo estar tranquilo un tiempo sin estar pendiente de las noticias del detective.
—Te entiendo Marcos, lamentó lo de hace unos minutos, ella está sufriendo y me pone mal
—Ella no es parte de mi vida, nunca le di una esperanza, no entiendo por que ella y tú no han querido meterse eso en la cabeza.
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El Juez© [Saga Arévalo #14]
RomanceSasha Arévalo, un hombre fuerte, decidido y sobre todo con un gran sentido de la justicia, sabe que nació con un don pero lo escondió por años ¿que mujer en su sano juicio estaria con un loco, aunque fuera su alma gemela? Pero todo cambio cuando la...