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Jungkook abre la puerta.

Señalo con la cabeza el tapete verde de la mesa de billar.

—¿Jugamos? —pregunto.

Jungkook sonríe, sorprendido.

—Vale. ¿Has jugado alguna vez?

—Algunas veces —miento, y él entorna los ojos y ladea la cabeza.

—Eres un mentiroso sin remedio, Kim. Ni has jugado nunca ni...

—¿Te da miedo competir? —pregunto, pasándome la lengua por los labios.

—¿Miedo a un chico como tú? —se burla Jungkook con buen humor.

—Una apuesta, Jeon.

—¿Tan seguro estás, Taehyung? —Sonríe divertido e incrédulo al mismo tiempo—. ¿Que te gustaría apostar?

—Si gano yo, vuelves a llevarme al cuarto de juegos.

Se me queda mirando, como si no hubiera terminado de entender lo que acabo de decirle.

—¿Y si gano yo? —pregunta, recuperado de su estupefacción.

—Entonces, escoges tú.

Tuerce el gesto mientras medita la respuesta.

—Vale, de acuerdo. ¿A qué quieres jugar: a billar americano, inglés o a tres bandas?

—Americano, por favor. Los otros no los conozco.

De un armario situado bajo una de las estanterías, Jungkook saca un estuche de piel alargado. En el interior forrado en terciopelo están las bolas de billar. Con rapidez y eficiencia, coloca las bolas sobre el tapete. Creo que nunca he jugado en una mesa tan grande.

Jungkook me da un taco y un poco de tiza.

—¿Quieres sacar?

Finge cortesía. Está disfrutando: cree que va a ganar.

—Vale.

Froto la punta del taco con la tiza, y soplo para eliminar el sobrante. Miro a Jungkook a través de mis pestañas y su mirada se ensombrece.

Me coloco en línea con la bola blanca y, con un toque rápido y limpio, impacto en el centro del triángulo con tanta fuerza que una bola listada sale rodando y cae en la tornera superior derecha. El resto de bolas han quedado diseminadas.

—Escojo las listadas —digo con ingenuidad y sonrío a Jungkook con timidez.

El asiente divertido.

—Adelante —dice educadamente.

Consigo que entren en las troneras otras tres bolas en rápida sucesión. Estoy dando saltos de alegría por dentro. En este momento siento una gratitud enorme hacia Jimin por haberme enseñado a jugar billar, y a jugar tan bien. Jungkook observa impasible, sin expresar tanto, pero parece que ya no se divierte tanto.

Fallo la bola listada verde por un pelo.

—¿Sabes, Taehyung?, podría estar todo el día viendo como te inclinas y te estiras sobre esta mesa de billar —dice con pícara galantería.

Me ruborizo. Gracias a Dios que hoy llevo un jean, y no solo una camiseta y un short. El sonríe satisfecho. Intenta distraerme del juego, el muy cabrón. Se quita el jersey azul, lo tira sobre el respaldo de una silla, me mira sonriente y se dispone a hacer la primera tirada.

Se inclina sobre la mesa. Se me seca la boca. Oh, ahora sé a que se refería. Jungkook, con un jean ajustado y una camiseta blanca, inclinándose así... es algo digno de ver. Casi pierdo el hilo de mis pensamientos.

Mete cuatro bolas rápidamente, y luego falla al introducir la blanca.

—Un error de principiante, señor Jeon —me burlo.

Sonríe con suficiencia.

—Ah, Kim, yo no soy más que un pobre mortal. Su turno, creo —dice, señalando la mesa.

—No estarás intentando perder a propósito, ¿verdad?

—No, no, Taehyung. Con el premio que tengo pensado, quiero ganar. —Se encoge de hombros con aire despreocupado—. Pero también es verdad que siempre quiero ganar.

Le miro desafiante con los ojos entornados. Muy bien, entonces... Me alegro de llevar la camisa azul, que deja mis clavículas al aire. Me paseo alrededor de la mesa, agachándome a la menor oportunidad y dejando que Jungkook le eche un vistazo a mis clavículas. A este juego pueden jugar dos. Le miro.

—Sé lo que estás haciendo —murmura con ojos sombríos.

Ladeo la cabeza con coquetería, acaricio el taco y deslizó la mano arriba y abajo, muy despacio.

—Oh, estoy decidiendo cuál será mi siguiente tirada —señalo con aire distraído.

Me inclino sobre la mesa y golpeo la bola naranja para dejarla en una posición mejor. Me planto directamente delante de Jungkook y cojo el resto de debajo de la mesa. Me coloco para la próxima tirada, recostado sobre el tapete.

Oigo que Jungkook inspira con fuerza y, naturalmente, fallo el tiro. Maldición...

El se coloca detrás de mí mientras todavía estoy inclinado sobre la mesa, y pone sus manos en mis glúteos. Mmm...

—¿Estás contoneando esto para provocarme, Taehyung?

Y me da una palmada, fuerte.

Jadeo.

—Sí —contesto en un susurro, porque es verdad.

—Ten cuidado con lo que deseas, bebé.

Me masajeo el trasero mientras él se dirige hacía el otro extremo de la mesa, se inclina sobre el tapete y hace su tirada. Golpea la bola roja, y la mete en la tronera izquierda. Apunta a la amarilla, superior derecha, y falla por poco.

Sonrío.

—Cuarto rojo, allá vamos —le provoco.

Él apenas arquea una ceja y me indica que continúe. Yo apunto a la bola verde y, por pura suerte, consigo meter la última bola naranja.

—Escoge la tronera —murmura Jungkook, y es como si estuviera hablando de otra cosa, de algo oscuro y desagradable.

—Superior izquierda.

Apunto a la bola negra y le doy, pero fallo. Por mucho. Maldita sea.

Jungkook sonríe con malicia, se inclina sobre la mesa y, con un par de tiradas, se deshace de las dos listas restantes. Casi estoy jadeando al ver su cuerpo ágil y flexible reclinándose sobre el tapete. Se levanta, pone tiza al taco y me clava sus ojos ardientes.

—Si gano yo...

¿Oh, sí?

—Voy a darte unos azotes y después de follaré sobre esta mesa.

Dios... todos los músculos de mi vientre se contraen.

—Superior derecha —dice en voz baja, apunta a la bola negra y se inclina para tirar.

Mxff.

¿Hacemos una apuesta? [Kookv] •ThreeShot•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora