Los ojitos del castaño se fijaron en un pequeño gatito que estaba siendo empapado por la lluvia, sus maullidos eran fuertes, desesperados. El niño sintió como su corazoncito se estrujaba, e hizo un esfuerzo por no llorar, no podía ver a un animalito sufriendo. No podía.
Su madre le siempre decía que estaba estrictamente prohibido llevar animales a casa, pero, ¿como no iba a aceptar a un gatito que estaba tirado en la calle, con frío? Su madre no era tan mala. O eso quería pensar. Aun así, el miedo no le permitió dejar al animalito ahí, así que lo tomó cuidadosamente en sus brazos, —como si fuera un diamante único— y corrió en dirección a su casa.
— Descuida pequeño, con Jungkook estarás muy bien. — Afirmó, aludiéndose a si mismo, mientras acariciaba los mojados pelos del gatito, el cual le ronroneaba en forma de cariño y agradecimiento. Jungkook no podía estar más feliz. — Está bien, llegamos a casa. Nuestra casa.
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El felino, cuyo nombre ahora era YoonGi, se mantenía escondido en un árbol, mientras observaba a un castaño, de unos 17 años, mientras hablaba cómodamente con un amigo.
YoonGi miraba curiosamente al par, algo celoso, sí, era un gato. Pero no siempre lo fue. El fue más que eso. Pudo notar el ambiente en aquello chicos algo incómodo, Dios, no tuvo más opción de acercarse y escuchar lo que hablaban.
— Venga ya, Jungkookie, ¿podrías decirme que te pasa? — Habló Taehyung, el mejor amigo del Jungkook — Te noto incómodo.
— Es que, TaeTae, es algo complicado — Hizo un pausa antes de hablar —. Verás... — Jungkook hizo un mohín, lleno de ternura —. ¿Prometes que seguiremos siendo amigos? ¡No puedo vivir sin mi mejor amigo!
El mayor rió ante las palabras del contrario, pero rápidamente asintió seriamente, ¿Qué tan malo era lo que tenía que decir? Jeon siempre ha estado junto a él, en las buenas y en las malas. Era su hermano, incluso.
— Bueno, aquí voy —. Cerró sus ojos, sus mejillas se tiñeron de un gran rubor, y tomó una bocanada de aire —. Taehyung, yo soy... gay.
— ¿Eso? Ya lo sabía, tonto —. Y le dio un abrazo a su mejor amigo, el cual estaba atónito. ¿Para esto había estado tan asustado? No se quejaba la verdad, pero pensó que sería algo más difícil — ¿Pero como lo sabes?
Mierda. Había hablado muy temprano.
— Me gusta un chico, Tete —. Dijo nervioso, mientras jugaba con sus dedos. Quizá esta vez si era hora de declararse. Se sentía tan eufórico que si era capaz de hacerlo. Y lo iba a hacer. — Me gustas tú, Taehyung.
Y el mundo se paró. O esa fue la impresión del momento. Simplemente nada pasaba.
Jungkook miró a su amigo, el cual parecía muerto, estaba pálido y quieto. ¿Que significaba? Pasaron unos segundos para que sus miradas se encontrasen. Taehyung tomó a Koo de los hombros.
— Koo, me gusta una chica, sabes que te amo, te amo como ese mejor amigo que estuvo y está para mí desde hace años, más no te amo como... quieres que te ame. ¿Entiendes?
Sí. Lo entendía, más entender no siempre es aceptar. Porque Jungkook simplemente no quería aceptar que su corazón estaba haciéndose pedazos. Pero sí, lo entendía.
— Entiende Tete, no tienes que decir más, sigo siendo tu mejor amigo ¿sabes? Todo está bien.
Y Taehyung le sonrió. Pero nada estaba bien.
— Me alegro, Koo, tengo que ir a casa, me comprometí a cuidar a mis hermanos, ¡Nos vemos! —. Y desapareció como si fuese el mismísimo flash.
Jungkook estaba solo.
O no tan solo, un pequeño minino le miraba con preocupación.
