Seize the Day.
Capítulo 1.Nathan era un joven problemático, tenía amigos más grandes que él, que influenciaban sobre su vida, él aún con dieciséis años ya era todo un delincuente, junto con Tom, Max, Steven y Michael robaban lo que podían, aunque solo eran delitos menores seguía siendo malo; su padre tomaba todo el día, todos los días, al no estar consciente, Nathan llevaba a sus amigos ahí para poder tomar y drogarse.
Hoy habían logrado robar el auto a una pobre mujer indefensa, vendieron lo que pudieron y al llegar a casa de Nathan se repartían el dinero, el líder del grupo Max, era por así decirlo el más peligroso de los cinco; él antes ya había hecho cosas espantosas a chicas que salían tarde la escuela y que debían atravesar un callejón oscuro y solitario; cada uno se acompañaba por su demonio, algunos peores que otros, pero Nathan si no tuviera amistades equivocadas sería una gran persona.
—Deberíamos robar más cosas como éstas – decía Max, sosteniendo algunas joyas hechas de oro— ¿o tu qué opinas Nathan?— veía al más joven, quién al parecer lloraba—.
—Sí... supongo que sí – ahora el líder se levantaba molesto con dirección hacia el joven—.
—¡Te he dicho que no llores!—lo tomaba fuerte del mentón y alzaba su vista hacia la de él— ¡Los hombres no lloran y si sigues así tomaré medidas más fuertes, para que entiendas!— Michael, que era el más grandes e tamaño del grupo, no le gustaba la actitud que tenía hacía el muchacho, por lo cual se puso de pie—:
—Max – lo tomó del brazo, y con sólo un toque Max entendió y se alejó del joven quién aún lloraba en el suelo—.
Thomas se acercó al joven que lloraba y le tendió un plato de comida.
—Toma, debes comer – el joven aceptó la comida que Thomas amablemente le dio y comió—.
Cuando Ethan terminó subió a su cuarto y dejó a los demás contando todo lo que habían ganado al vender las cosas que robaron en la semana.
—Aún no entiendo porque él está con nosotros— el tono de reproche de Max no pasó desapercibido por Michael— aún es joven.
—Sí pero nos ayuda en mucho, para su tamaño es más fácil entrar en lugares pequeños, piénsalo Max sin él no robaríamos tanto. —Michael se sorprendió de que Steven saliera a la defensa del chico.—
—Sí, pero se comporta como niña, todo el tiempo llora, yo sinceramente no lo aguanto.— Todos hablaban sin saber que Nathan estaba aún en la escaleras escuchando todo—.
—Es normal Max, él está solo...
—Al igual que todos. —Dijo fríamente.
—Sí pero él es más joven, no es fácil, así como no lo fue para ninguno de nosotros, tenle paciencia.— Finalizó Tom.
Como de costumbre todos los días Nathan subía a su cuarto y comenzaba a llorar, él era aún pequeño y se sentía solo, desde los tres años tenía que ver por él mismo, se cuidaba solo, su padre estaba ahí pero siempre ausente hundido en alcohol, todas las noches recordaba a su madre aunque ella no lo mereciera, tenía una foto de ella, lo más valioso que tenía pero ahora tenía una familia o él así lo pensaba. Al escuchar todo lo que Maximillian decía de él, decidió ser más fuerte, madurar y demostrar que ya no era un niño; pensaba en tantas formas de demostrarlo hasta que el sueño llegó a él y lo venció.
Mientras Nathan dormía, los demás decidían como sería su siguiente robo, al parecer habían visto a su víctima desde hace mucho, o mejor dicho a sus víctimas, ellos eran una familia con mucho dinero, siempre viajaban en auto de lujo, vestían las mejores ropas, además lo que le gustaba más a Max era que tenían una hermosa hija, Samantha. Max siempre sabía cómo aprovecharse de las niñas, era como su hobbie, algo psicópata, él era el más peligroso de todos, por ese motivo era el líder, todos a excepción de Michael temían de él.
*****
Emma era hija única y por lo tanto consentida, aunque no demasiado, ella venía de una familia adinerada pero no por ese motivo se comportaba de manera egoísta, ella pasaba la mayoría de su tiempo como voluntaria de un refugio animal, amaba los animales en especial los perros, cada centavo que juntaba era especialmente para ellos, tenía un corazón enorme y por lo tanto merecía uno tan grande como el que ella ofrecía.
Su única meta en la vida, no la única pero si una de las más importantes era ir a una escuela de música, su sueño siempre había sido estar sobre un escenario con fans aclamándola, por ahora solo tocaba la guitarra pero quería aprender a tocar todos los instrumentos posibles.
Hace mucho ella les había pedido a sus padres, es más rogado para que ellos la dejaran ir a la mejor escuela de música la cual se encontraba en la ciudad de Nueva York, ella no conocía a nadie en ese lugar pero de igual forma se iría y llevaría con ella a Hunter su hermoso Beagle.
Tenía grandes sueños, siempre soñaba en grande así era ella; además de ser una gran artista, quería formar una familia, tener hijos, como toda chica; casarse de blanco, tener un buen esposo y muchos hijos; también soñaba con tener su propio refugio, ayudar a todos los animales maltratados y que se encontraban solos y abandonados en la calle. Deseaba tanto encontrar a un buen chico, alguien lindo en todos los aspectos, alguien que tuviera las mismas expectativas que ella.
*****
—¿Entonces haremos eso? ¿Cuándo? —Dijo Steven ansioso.
—Mañana mismo lo haremos, traeremos a la chica aquí... —Le respondió Max restándole importancia.
—Pero ésta es la casa de Nathan no podemos traerla aquí.— Tom negaba con la cabeza confundido.
—Claro que podemos —Max miraba con furia a Tom – aquí quien decide lo que se hace soy yo, no tú, ni Nathan, ni nadie — además de ser peligroso era demasiado temperamental; se levantó del sofá con la intención de lastimar a Tom, él había dejado muy en claro que nadie debía retarlo y ahora Tom lo hacía; pero Michael se levantó y se colocó frente a él con la mano en el pecho de Max. —
—Tranquilo Max – si bien él era el líder siempre podía ser controlado por Michael – traeremos a la chica aquí, pero cuando consigamos otro lugar la cambiaremos.
—Pero si sus padres pagan el rescate, ya no tendremos que buscar otro lugar.— Respondió tajante.
—Y así tendremos más tiempo para hacer planes. —Steven sonrío.
—Así es Stev– Max le devolvió la sonrisa mientras tomaba de su cerveza y veía hacia donde se encontraba Tom – por fin alguien usa el cerebro — Tom solo bajó la miradas
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Seize the day
Teen FictionEmma Sanders, una joven diseñadora, demasiado brillante, con los mejores valores y educación, en pocas palabras de buena familia; se había mudado sola a un lugar totalmente nuevo para ella; por un gran amor a la música comenzó una vida sola o eso er...