Hace tres días fallecío mi padre, hace dos lo velamos, y el día de hoy, voy en una caravana funebre hacia el lugar donde nació, del cuál siempre hablaba maravillas, de lo bello y maravillso que fue crecer ahí. La vela tuvo un aura cuánto menos curiosa, no podías notar la pesadez que siempre puedes encontrar en estos sitiós, y cómo cosa rara, yo me sentía en tranquilidad en cercanía con mi padre; es una emoción curiosa, ¿sabes?, el no sentir nada en esta situación, no estoy feliz, no estoy triste, me siento tan... ¿Vació? No sabría cómo he de explicarlo.
La noticia, tampoco supe cómo afrontarla, siempre esperé que me cayera cómo un balde de agua fría, pues, es natural, ha muerto mi padre, ¿qué más puedo sentir? Pues no ha sido así; recibí la noticia, y aún que admito que me arruino el almuerzo, no fue una bomba tan grande cómo esperaba, continue el resto de mi día cómo cualquier otro, el día siguiente hubiera sido lo mismo si fuera por el velorio, el cuál fue muy ameno, charle con calma con mis hermanos, quienes tampoco se veían muy afectados, a lo cuál pense "ha de ser cosa mía, el dolor tiende a ocultarse", pero no fue hasta que llego la hora del entierro que pude entender todo lo que sucedía.
Llegamos al cementerio, cargamos entre mis tres hermanos y mis dos tíos el ataúd, yo me úbique en la parte trasera; caminamos y caminamos, y yo intentaba dedicarle algunas palabras a mi padre, tal vez un último discurso de amor, una charla de odio, lo que fuese a salir, mas, nada salió. Llegamos al lugar, y aún que es el lugar donde sepultaron a mi abuelo hace ya años, lo veo igual, con ojos cínicos.
El hermano menor de mi padre, el tío que más quería, se colocó frente a la caja y quiso dar unas palabras, parte en la cuál, estaba seguro, algunos se quebrarían en llanto, pero, al menos por mi familia, nadie lo hizo.
"Hace unos días, perdí a un hermano, algunos perdieron un padre, otros un abuelo, y los demás, un amigo, y es triste, es triste tener que despedirse de la gente, sea del modo que sea, el sentir el abrazo de la muerte en nuestras vidas, es terrible, y hace que todos tengamos un nudo en la garganta, y que el corazón nos pesé un poco más, pero, no hemos de estar tristes, por que el día de hoy, ha ascendido, mi hermano, a una vida mejor, a una tierra mejor, donde todos nos reuniremos con el."-Citando, de forma resumida, a mi tío.
El momento llego, el cajón se introducía lentamente en la tierra, un poco de música fúnebre sonaba, y algunos de los amigos en vida de mi padre rodearon el sarcofagó, y sus hijos...
Observamos.
La primera lágrima se vío derramada por mi hermana mayor, la más directa de mi linea familiar y con la que más habia convivido, quien, a pesar del trato tan horrendo que ejerció mi padre sobre ella, no dudo en quebrarse en llanto al verlo descender, y junto con sus lágrimas, brotarón las mías, pero, ¿porqué lloraba? ¿porqué cuándo veía a mi hermana era qué estas se fortalecían?
Terminó el entierro, y todos fuimos a la vieja casa donde vivía mi padre con mis tíos, la charla se volvió amena, el tema se olvido casi de inmediato, risas, carcajadas, y demás sonarón casi al unisonó, todo parecía tan, pasado... Pero aún con esas, no parecia que a nadie realmente le hubiera importado...
Volviendo ya a casa, me seguía planteando la misma pregunta, ¿porqué no pude llorar al ver cómo mi padre se iba para siempre? no lo entendía, hasta que, un día, recordando una charla que tuve alguna vez con lo que fue mi mejor amiga, ella comentabá "realmente no me puede importar por que jamás hable con ella".
Eso contesto parte de mi duda, pero la siguiente era, ¿por qué me importa tan poco? Pago mis estudios parcialmente, salimos de vacaciones en más de una ocasión, fuimos a restaurantes en familia con mis hermanos junto con el, y aún con esas, no pude derramar una lágrima de mi propio corazón hacía el...
Tal vez es que, el, no era mi padre... O mejor dicho, el no era nuestro padre... El era un nadie...
Me puse a meditarlo al llegar a casa, y me lo planteé... Mi madre, la más santa entre las santas, siempre nos hablo de lo trabajador que era mi padre, de lo mucho que lucho para sacar adelante sus proyectos, y de todo lo que se ha esforzado en la vida, pero, yo nunca pude empatizar con eso, yo nunca pude empatizar con el...
Mi padre siempre fue mi hermano, quien era unos cuantos años mayor pero me guió la mayoría de veces en mi vida, quien fuera el sustitó para una figura ausente...
Y volvió a mi mente... El, era un nadie...
Me pregunto, ¿porqué es un nadie?
...
Y en un momento de lucidéz, noté, que en mi vida, el había sido, si no la figura más cruel, era la sombra que faltaba.
Jamás pasé navidad con el.
Jamás viví un cumpleaños junto a el, recibí un regalo, o siquiera una felicitación.
Jamás estuvo para mi, en mis intereses, y en cualquier cosa que podía desear.
Jamás fue a verme a mi, solo a mi, para convivir con su hijo, el más pequeño, el que más lo necesitaba.
Jamás pensó en mi cómo un... Hijo, o un ser que... Lo necesitará...
Y pienso, por que debo pensar tanto en ello, por que me cuadró tanto la muerte de un nadie, alguien que representó un cero en mi vida.
Y... Me doy cuenta, me duele, pero no me duele que se haya ido, me duele, que ni en sus últimos días, se preocupo por mi.
¿Y porqué he de pensar en esto?
No lo se realmente.
Solo se, que hace poco, murió un nadie, y mi madre me ha dicho, que no has de sentirte mal por que muera un nadie, no tienes que sentirte mal... Pero tampoco has de sentirte bien...
Ha muerto aquel que debió ser mi figura masculina, el que debió representar una protección en mi vida, el que alguna vez, pensé, que sería mi heroé, el que siempre quisé conocer, pero por desgracia, era un nadie...
No he sentido nada por ello, y esta bien, no significado nada, murio aquel, que no fue nada, aquel que ni sus hijos recuerdan con alegría, aquel, que lo único que represento en mi vida fue un rotundo nada, perecio aquel, que jamás le he importado, fallecio aquel que fuese, alguna vez, un gran hombre, al menos, eso contaban.
Y es normal no sentir nada.
Cuándo Muere Un Nadie.