“Espero que hoy sea un poco diferente”.
Eric odiaba estar en clase.
Era horrible como les obligaban a pasar allí la mayor parte del día y la semana.
7 horas diarias eran más que demasiadas para Eric Sohn.
El chico colocó un lápiz en su boca y comenzó a mordisquear la punta mientras veía por la ventana.
Por suerte, las ventanas de aquella clase daban a la calle, por lo que Eric podía ver lo que sucedía fuera, en vez de estar escuchando el magnífico relato de su profesor sobre la literatura inglesa del siglo XX.
Era última hora, por lo que había gente fuera, esperando a sus amigos, familiares, parejas, etc.
Y entre toda aquella gente, le vio.
Eric sonrió como un idiota.
—¿Por que sonríes así? —preguntó Felix en un susurro—. Parece que te dio algo extraño.
—Vi a JuYeon hyung.
—Y, ¿viste a ChangBinnie?
—¿Que? No, duh, ¿para que querría verle? Yo solo tengo ojos para JuYeonnie.
Felix murmuró algo sobre qué ChangBin le daba mil vueltas a JuYeon y volvió a sus apuntes sobre un escritor.
Eric volvió a mirar por la ventana.
JuYeon estaba apoyado en un coche, con sus auriculares puestos.
Más de una chica se giraba para verlo otra vez, pero JuYeon no parecía ni notarlo.
Era guapo, y lo sabía, pero a JuYeon no le interesaba nadie que se fijase solo en su físico.
Eric pasó el resto de la clase mirando por la ventana, cualquier cosa que JuYeon hiciera era más interesante que una clase de literatura inglesa.
Cuando por fin sonó el timbre, todos los alumnos abandonaron el aula corriendo.
Era lunes, pero aún así no planeaban pasar allí más tiempo del necesario.
Eric salió del aula junto a Felix y HyunJoon.
—¿Oísteis lo que dijo sobre aquel escritor? —preguntó Felix esperanzado—. No copié los suficientes apuntes.
—¿Que escritor? —HyunJoon abrió sus ojos como platos—. ¿No estábamos en clase de matemáticas? Mierda... Ahora entiendo porque SunWoo no se sentó a mi lado.
—Y, ¿que haré yo ahora sin esos apuntes? —se lamentó el australiano mientras salían del instituto—.
—Tienes más apuntes que Heo y yo juntos, Felix, no te preocupes —Eric rió y miró hacia donde estaba JuYeon—. Debo irme, nos vemos mañana.
Ambos chicos se despidieron del estadounidense aún discutiendo sobre los apuntes.
Eric fue hacia JuYeon lo más rápido que pudo pero sin correr.
—¡Hyung! —le abrazó—. ¿Viniste a recogerme?
—Sí, pensé que estaría bien venir a por ti todos los días, ¿no crees, enano? —JuYeon sonrió y le revolvió el pelo a Eric—. Ya que ahora no trabajaré por un tiempo, por lo menos puedo venir a verte.
Eric se sonrojó y cogió la mano de JuYeon, arrastrándolo fuera de la multitud de gente que salía del instituto.
JuYeon sabia que hacía frío, pero no quería darle su chaqueta a Eric.
“Seria muy cliché” pensó.
Pero el menor parecía a punto de morir de hipotermia.
—Eric... ¿Quieres mi...?
—¡Ya llegamos, hyung! —el más bajo señaló una casa—. Ahí vivo ahora.
JuYeon esbozó una sonrisa algo torpe y se dejó llevar por el menor.
—Mis padres pensaran que eres mi novio.
“Y a mi no me molestaría si lo pensasen”.