Me gustas. No supe en qué momento sucedió, simplemente ya es tarde. Las miradas de reojo se volvieron análisis pormenorizado; tu cabello oscuro, sonrisa despreocupada y ojos a medio despertar son la alineación que detiene mis segundos. Ojalá nunca te enteres de mi debilidad por ti. No te preocupes que nunca haré nada por sonrojar tu pálida y muerta piel. El problema es que me gustas, te conviertes sin que yo pueda evitarlo en inspiración y dolor. ¡Qué descabellada la idea de un quizás, que absurda y dorada tu presencia!. Me gustas y no sé cómo reaccionar a tu "hola". ¿Dónde debo asentar el beso, en la mejilla o en la boca?