VI; Complejo gatuno, peleas callejeras y cantantes frustrados.

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No son más silenciosos los espejos,

Ni más furtiva el alba aventurera;

Eres, bajo la luna, esa pantera

Que nos es dado divisar de lejos.

Jorge Luis Borges - A un gato.

Un gato de ojos verdes. apítulo Seis.

Los nudillos de la chica chocaron secamente contra la puerta, y ella miró a los lados para asegurarse de que nadie estuviera rondando por ahí.

Jason abrió la puerta y miró a la chica con el ceño fruncido.

—¿Qué pasa? ¿A quién buscas?

—A ti. ¿Estás solo? ¿Puedo entrar? —preguntó mirando a los lados para asegurarse de que nadie estaba por ahí pululando.

—Supongo que sí —respondió él, viéndose confundido.

Se hizo a un lado y Sally entró rápidamente.

—Puede que esta tarde te haya parecido muy borde —dijo, y Jason asintió sin consideración, haciendo que ella suspirara—. Pero es simplemente que esperaba más de ti.

—Fue la situación, la enfermería...

¿De qué demonios estaba hablando? Sally negó con la cabeza, haciéndole callar.

—Lo de Hallywell. Me refiero a lo de Hallywell, no a... Eso —murmuró incómoda.

Jason se sonrojó ligeramente y miró a otro lado. Sally se aclaró la garganta, intentando eliminar la incomodad del ambiente.

—Mira... Yo no sé por qué os odiáis, tienes razón —dijo Jason de pronto—. Pero no puedo no hablarle, es mi compañero de habitación.

—Junto a otros dos chicos —murmuró Sally con un suspiro.

Sabía que, en parte, O'connor estaba en lo correcto, pero no podía evitar odiar el hecho de que alguien que iba a tener relación con ella -porque sabría que quisiera o no quisiera, Jason acabaría uniéndose a su pandilla- la tuviera también con alguien como Hallywell.

—No puedo dormir en la misma habitación de alguien a quien tengo en mi contra —dijo Jason con voz cansada.

Sally ni siquiera sabía por qué estaba insistiendo, ¡que le dieran al imbécil cotilla de O'connor! Cuando pensó eso, un sabor amargo le inundó y bufó mentalmente.

—¿Por qué? ¡No te hará nada! —insistió—. No entiendo por qué le prefieres a él. Está claro que yo soy mejor.

—Pareces obsesionada con Ryan Hallywell —murmuró Jason.

Sintió su aliento acariciando sus labios. Estaban, de nuevo, demasiado cerca, y para decepción de Sally, no se sentía incómoda, ni tenía deseo alguno de apartarse. Era como si Jason la hubiera atado a una silla y la hubiera drogado para que se sintiera mareada y con ganas de vomitar (porque esa era la única razón por la que podría sentir eso que sentía en la tripa.)

—¿A sí? —susurró Sally y Jason asintió sin separarse de ella—. Nada más lejos de la verdad...

No pudo soportar la tensión y acercó sus labios a los del chico. La única razón era porque la tensión había sido demasiada, nada más,  no porque ella quisiera, en realidad.

Jason, seguramente también incómodo por la presión, le devolvió el beso. Sally pasó sus brazos por el cuello del chico, haciendo que sus cuerpos se juntaran aún más, lo hacía todo para no volver a la incomodidad anterior, no porque le gustaba, desde luego que no le gustaba, ¿cómo le iba a gustar besar alguien como Jason O'connor?

Un gato de ojos verdes ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora