Con Uñas Y Dientes

Demonios Sueltos

Al caminar por los pasillos azul oscuro del complejo veo a más como yo, fríos, experimentos, quizá cadáveres esperando a ocurrir. "no puedo dejarlos solo por una persona." Pienso, así que me tomo algo de tiempo, veo de todo, rotos, partes reemplazadas, cambios bruscos, algunos hasta me piden que los mate o que los deje ahí para no morir al sacarlos de sus lugares. De todos modos no les desobedezco, veo ese sufrimiento en sus ojos, sus expresiones, algunos hasta los conocía antes de que nos llevaran, quiero que sea rápido, sin dolor, como ellos no se lo permitieron.

Detengo mi caminar... se detienen también detrás de mí... silencio, miradas... escucho... mis orejas se sacuden...

Giro mi frente hacia una puerta cerrada, detrás hay una habitación vacía salvo por una cosa...

Una parte del equipo de ciencias del complejo se esconde de sus creaciones, luego de ser el proyecto mas próspero. ¿Creian que no los oiría? Esas respiraciones agitadas, de pavor, escondidos en un agujero como conejos, al verlos en ese refrigerador dibujo una sonrisa en mi cara, que contagio a mis pares, miramos a ese grupo de roedores y nos acercamos lentamente al amplio vidrio y lo rodeamos, todos nos tomamos el tiempo de disfrutar el sufrimiento y pavor de esos hombres y mujeres que se esconden de nuestra mirada, saben el peligro que supone solo uno de nosotros, pero estamos juntos, empiezo a golpear ligeramente el vidrio, no para romperlo, sino para causar ruido en el interior, con una sonrisa... los demás comienzan a hacer lo mismo, provocando un aura de pánico dentro, golpeando disparejos el vidrio, ven nuestros iris brillando y nuestras siniestras y retorcidas siluetas alumbradas solo desde atrás, somos enormes ante sus ojos, todos están en el suelo, patéticos, ni siquiera mantienen sus miradas hacia nosotros...

Paro... ahora empiezo a golpear cada vez más fuerte el vidrio, causandole grietas poco a poco, mis amigos me imitan y rompemos poco a poco el vidrio, en el interior no saben qué hacer, solo saben que van a morir, rezan, suplican, pero poco importa luego de su falta de piedad en el pasado, nosotros no la tendremos ahora...

El vidrio salta desde distintas partes de la ventana, comienzan a entrar, a morder, a atravesar, "a disfrutar" parece que exclamamos en silencio con sonrisas y los iris coloreados vivamente, ven nuestras siluetas en la oscuridad y nuestros ojos. Violeta, azul, verde, colores vivos, los últimos que verán, son atravesados y envenenados, cada uno causa un muerte diferente, un grito diferente, otro pedido por piedad. Los miro, ya obtuve bastante sangre, dejaré que ellos... simplemente... SE DIVIERTAN.

Dejamos una imagen tétrica en la habitación, basta con acercarse un par de metros al refrigerador para ver esa imagen grotesca, cuerpos mutilados, decapitados, una masacre fresca, estamos todos cubiertos en esa sangre fresca... parece que vamos a por más, mis orejas y nariz se sacuden de nuevo, huelo otra vez el sudor, la pólvora, y oigo respiraciones agitadas y armas preparándose para disparar, esta vez si oigo el: "Disparen al verle". En ese momento me doy cuenta de que no saben que somos más de uno, hago un gesto con las manos para que flanqueen al grupo de soldados, en silencio, dos se meten a la tubería y los demás se mueven sigilosamente por los costados, ellos empiezan a escuchar las tuberías, bufidos retorcidos, saben que no estan solos... se preguntan cuántos somos... me paro en frente del pasillo y suelto una carcajada siniestra, un instante antes de que ellos abran fuego todos los demás les caen encima y comienzan otra vez... gritos, gemidos, huesos rompiendose y chorros de sangre volando, me sumo a la pelea, la superioridad es clara, recibimos daño pero es mínimo al estar juntos, sus números se siguen reduciendo y casi terminamos la matanza... veo una de las cámaras, dejo de pelear, a medida de que cada uno termina y se queda sin víctimas miramos a la cámara, posamos, reímos, solo se filman otra vez nuestras siluetas retorcidas y nuestros iris de colores, estamos en silencio, y comenzamos a irnos, soltando algunas risas retorcidas.

Está claro...

AMAMOS el MIEDO que causamos