Él.

42 5 0
                                    

El impulso era fuerte, no podia tener una simple razón.
Yo no quería participar pero ese idiota básicamente me obligó.
Era mi todo, todos eran mis amigos, no tenía ningún tipo de deudas con nadie, no me llevaba mal con nadie, él era el insociable, yo trataba de ser yo mismo pero no lo lograba, debes de entenderme, me defendí, pienso tomar cualquier tipo de cargo, señor oficial.
Él, no era como se describía a sí mismo, yo solo tuve confianza de más, esta totalmente claro que no pasará de nuevo, no quiero pensar que en mi hora de dormir pueda verme desde su ventanal, el calor intenso que lo rodea y sus más de 2000 demonios.
Tenía la necesidad de tener algo que se aliara conmigo, algo que en realidad yo llegara a necesitar, estaba totalmente harto de que yo fuera un juego para todos, nadie podía tomarme en serio, más de 10 años escolares y siempre era tomado como la burla, no pueden culparlo a él, el error yo lo cometí, admito que en parte le tengo miedo pero sé que él no es nadie de otro mundo.

Fue en una noche de Octubre cuando hablé con él por primera vez, era de madrugada y todos en mi casa dormían, él entro por la ventana o así lo recuerdo yo, entró y me miro con una cara de sadismo, no tenía ningún buena intención conmigo pero nunca le negué la entrada, me gustaba hablar con él a pesar de sus vulgaridades y sus malas palabras, fueron muchas noches en las que él me despertaba, sentía su mano fría, sus ojos tono rojo brillaban cerca de la oscuridad, en ocasiones llegó a tocarme de manera perversa pero nunca le negué nada porque básicamente no podía moverme nada cuando él venía, cuando sentía su presencia siempre temblaba, me excitaba de la idea de que estuviera conmigo pero en ocasiones era violento, sus manos se tornaban calientes y quemaban mi piel, resistí más de 1000 quemaduras, incluso puedo decirle que deje que él abusara sexualmente de mi y cuando terminaba se marchaba dejandome desnudo en mi habitación con una sensación de extrañeza que me carcomía.
Entiendo que no pueda comprenderme y lo razono, pero es que él no tenia derecho de tratarme así pero de cualquier modo lo hacía.
Usted como oficial debe de estar confundido por casi todo lo que he dicho, pero debe saber que no le he dicho todo lo que tiene que saber.
No solo fueron mis compañeros, a él le prometí todo y con gusto acepto cada semana venía para abusar de mi y a exigirme algún tipo de favor, en ese tiempo yo era una perra sumisa que aceptaba cualquier exigencia que proviniera de su parte, llegué a despedirme de mis mascotas también debido a sus exigencias, él se las llevaba y no sé que hacía con ellas sólo podía oir los sollozos de dolor que estas emitían al momento de que él se las llevara, tal vez las quemaba como a mi, tal vez la servía para la cena, no lo sé y la verdad nunca me ha querido contar.

En este tiempo que usted me ha tenido encerrado, no le queria decir pero usted debe saber que él aún me visita y me sigue exigiendo cosas aunque él sabe que no puedo realizarlas así que solo abusa de mi y se va, yo estoy satisfecho con cualquier comportamiento que él haya tenido conmigo, si me golpea yo sé que lo merezca, si me abusa yo sé que lo merezco, si me quema yo sé que lo merezco.
Él es todo para mi y no, no tengo ninguna intención de alejarme de él.

Sé que no he sido sincero con usted señor oficial y creo que es momento de que le cuente qué es lo que le hice a mis compañeros, lástima que ellos no pueden hablar.

Fue hace 1 mes antes de que usted me haya encerrado, el colegio había organizado un viaje y yo como todos los años había aceptado a ir sólo que ellos no sabían ninguna de mis intenciones, yo lo llevé a él hacia el viaje y me daba exigencias, quería que fuera hacia la tienda de dormir de todos y los hiciera despertar con un martillo que yo mismo había traído de casa, esa noche era la primera del viaje, la mayoría del grupo se encontraba dormido y él me decía que era momento de que tuviera algo de valentía e hiciera lo que me había pedido, así que saque el martillo de mi maleta deportiva, él me miraba sonriendo y yo le correspondía de la misma manera, era la noche en la que yo saldaría cuentas con él.

Ya armado de valor y mi martillo salí de mi tienda, y comencé a caminar hacia la tienda de acampar mas cercana a la mía trataba de no emitir ningún tipo de ruido, abrí el seguro y pude ver a Emilio durmiendo, se veía tan cómodo que inclusive me dio lástima, tenía sus auriculares puestos y eso fue una ventaja para mí, levanté el martillo y lo clave en su rostro, su frente para ser exactos, en ese momento él despertó y abrió los ojos pero no podía hacer ningun tipo de movimiento, Emilio sólo podía ver que su sangre se estrellaba con sus ojos, como no estaba muerto decidí volver a hacer otro movimiento, golpeé de nuevo su creneo con el martillo pero ahora lo hacía con fuerzas, eso me daba una satisfacción que no le podría describir, oficial.

Así seguí con Melissa, Tadeo, Diana, Ashley y Jorge, era momento de el último de mi acción, así lo que él me había pedido quedaría totalmente saldado, me dirigía a la tienda de Angel, nuestro maestro, pero antes saque los cuerpos sin vida de todos y los acomodé en el centro de las tiendas, después me aproxime a la tienda de Ángel, al entrar no lo vi, pero no confíe y decidí meterme por completo a su tienda, sentí como algo me golpeó y caí al suelo, pude sentir como me desmayé por unos momentos y mi conciencia regresó luego de unos minutos, podía escuchar gritos de un hombre mayor cerca de ahí, supe que era ese maldito idiota, no tuvo la decencia de huir después de ver a esos tontos sin vida, tomé el martillo el cual seguía conmigo, se encontraba lleno de sangre, salí en silencio de la tienda y lo vi llorando con el corazón, mientras abrazaba a los cuerpos sin vida de los chicos.

Levanté mi martillo y me acerqué a él y dejo de llorar, volteó a verme y vi que tenía una navaja en su mano, estaba fingiendo ese llanto, en menos de un segundo, me clavó la navaja en mi muslo derecho, provocando que cayera al piso pero no sentía dolor, sentía temor de no terminar mi trabajo y tener que ser castigado por él, no quería que me hiciera mas daño.

Traté de levantar inútilmente, agarré mi martillo con fuerza y se lo lancé directo a la espalda, la parte picuda logró entrar en él logrando que cayera al piso pero no le hizo tanto daño, logró pararse y correr de ahí, yo sólo comencé a llorar, no quería que él viniera pero tuve suerte y sólo me desmayé y desperté aquí atado por usted.

El maestro logro sobrevivir pero no por mucho, yo lo sé.

En cambio a su pregunta, el hombre que me ha estado visitando sabé que me tiene aquí, puede olerme, no acabé su trato y viene a por mi.

Él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora