Ingresé al salón con mi ahijada en brazos señalando la colorida decoración, la pequeña tremendamente emocionada me traspasaba un poco de su alegría, sin quererlo siquiera hablaba con su tono y en media lengua tratando de alcanzar un precioso globo rojo sobre nuestras cabezas, supe que éramos observados pues en cada salto las carcajadas crecían pero reparé que no estábamos solo entre amigos y mi actitud cambió, de mala cara analicé al intruso mirándolo de arriba a abajo mientras la niña me abrazaba con fuerza al constatar la dirección de la mirada.
-No pasa nada, es solo un payaso- expliqué a mi preocupada acompañante -y no hacen nada, pero son muy feos...¿a quién se le ocurre traer uno para una criatura tan pequeña?- comenté encaminándonos al otro extremo.
La incomodidad crecía, chiquillos correteaban por el lugar, madres apiñadas por rincones y grupos hablando solo de sus niños, horarios, preocupaciones, riendo por cosas que desconocía y no me interesaban ciertamente, ahijada ignorándome, completamente descolocado. Siguiendo con la mirada las actividades caminé alrededor de los inflables viendo niños rebotar por aquí y allá, había que tener espíritu para hacer tal cosa en pleno verano, verlos me acaloraba y cansaba; me recosté sobre uno de los muros a la sombra bastante alejado de las acción y hundí los labios en el vaso perdido en mis pensamientos.
-¿Fumas?- como si realmente no me hubiese notado hasta el instante en que extendí la cajetilla la persona usurpando mi soledad reaccionó con expresión horrorizada a mi voz y presencia, estaba habituado a que los pequeños actuasen así, gracias a sus reacciones, gritos y lágrimas había decidido quitarle un poco de maquillaje a mi rostro para parecer más amistoso y menos rimbombante que el resto de los payasos pero evidentemente no era suficiente como para no espantar a un adulto, segundos después aunque más alejado que al principio pareció recuperarse de la impresión respondiendo con expresión altanera.
-creo que tampoco deberías fumar, ¿acaso te pagaron por ello?- mi corazón latía a velocidad menor ahora, respiré profundamente y me alejé para verlo echar una bocanada de humo repitiéndomelo mentalmente 'no pasa nada Ki Bum, solo es un payaso' desafortunadamente lo recordé luego de tan estúpida reacción.
-Verás, me pagaron para entretener a los invitados y mantenerme alejado de los niños pues si lloran demasiado la paga desciende, así que espero que tú no llores porque eso no está estipulado ni previsto pero temo no me sea provechoso- comentó y volvió a extender la cajilla invitándome, al negarme la dejó caer en uno de los bolsillos de su overol -¿estás muy aburrido?, la fiesta para los adultos es dentro- comentó con una sonrisa que se adivinó debajo del maquillaje y agité la cabeza negando la posibilidad pero de un instante al otro me hallé comentándole lo incómodo de no tener pareja o hijos en una fiesta en donde todos habían formado familias antes de los 21 y dónde automáticamente pasaba a ser una especie de fenómeno quedando excluído de todo
-no eres único...¿haz visto a otro como yo aquí?- preguntó -a ambos nos miran con la misma cara- tal vez era cierto, pedí disculpas por la reacción y por contarle mi miseria un segundo después
-pero me descubriste en un momento de auto conmiseración, no deberías hacer preguntas a alguien con la defensa baja- la afirmación le provocó una risotada y quedé encantado con lo ancho de su sonrisa -¿y por qué estás aquí sabiendo que no te pagarán por fumar, asustarme u oírme?- indagué para no quedar en silencio; uno: realmente no me gustaban los payasos pero estaba hablándole venciendo infantiles temores, y es que a pesar del terror que me inspiraba me transmitía una especie de confianza y familiaridad que no me desagradaba, dos: no me gustaba esconderme para luego recibir reclamos acerca de que siempre estaba huyendo pero en vez de quedarme dentro para no tener que dar explicaciones seguía aquí perdido en su maquillaje.
-son niños muy pequeños no les agrado, los padres lo sospechan y aún así siguen contratándome, debo pulular por ahí un rato y desparecer otro tanto...además no me agradan los niños- comentó y reí