Confluencia

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Hit había perdido la cuenta de cuantas solicitudes de asesinato había recibido para la cabeza de quien antes, era venerado como un héroe a lo largo de todo el universo seis, y que ahora no era más que una lagartija fugitiva que seguía ingeniándoselas para escaparse de las autoridades saiyajin una y otra vez.

El asesino, en cambio, parecía nunca fallar en encontrarle, así en realidad nunca hubiera aceptado ninguna de las cuantiosas y jugosas ofertas por su pescuezo. Era algo bastante peculiar, y cada vez que lo sorprendía por algún rincón oscuro o algún callejón desolado, sin falta, Frost asumía que su hora había llegado. Era una conclusión lógica de hacer, pero al ir acumulándose las ocasiones en las que se veían por puro chance, y Hit le dejaba ir sin ponerle un dedo encima, confusión, junto con algo de indignación, pasó a nacer dentro de Frost, y estas aumentaron al pasar el tiempo, y se mezclaron también a cierto sentido de humillación, cuando en más de una oportunidad ya, Hit, además de dejarle con su existencia, dejaba atrás algún pequeño refrigerio.

Frost se sentía, de cierta forma, ofendido y frustrado, pensando que el sicario le estaba dando de sus migajas como si él fuera un necesitado pordiosero de esos que tanto había visto en los planetas que alguna vez él había "rescatado", pero a pesar de todo ello, terminaba bebiendo o comiendo cualquier ínfimo detalle que hubiera dejado, siempre considerando también, en la paranoia que le daba todo su tiempo como buscado, que quizás, su hora llegaría siendo envenenado, así ese no fuera el modus operandi de Hit.

Toda su irritación, confusión, insulto, finalmente llegaron a pique un día, cuando volvieron a verse las caras y Frost no estaba seguro de si debía temer por su vida o temer más a otra humillación.

—¿Qué acaso estás jugando algún juego enfermo conmigo? ¿Por qué no me matas de una buena vez?

Hit no respondió, no reaccionó, sólo miró, como siempre hacía y sin traicionar nada en su complexión. Y luego se movió hasta detenerse frente a frente, Frost tensándose por completo en el instante en el que le vio sacar una mano de su bolsillo y esperándose ya lo peor, pero Hit solamente posó esa mano letal en su mejilla.

Frost estaba perplejo, profundamente extrañado, y aún tenso a más no poder. No podía mentir, para qué engañar: Con esos dedos puestos en su cara, también tenía pavor. Se esperaba aún lo peor, y ya aceptaba su infortunado destino, antes de que, luego de pasar un intervalo espeluznante e interminable en el que sus ojos se habían cerrado, oyera de los profundos tonos de Hit un:

—Tienes un buen rostro.

Frost estaba más que confundido.

—¿Huh?

Y abrió los ojos al espejismo de unos labios sobre los suyos y a la forma de Hit ya retirándose de su espacio.

El estafador no entendía ni un ápice de lo que había sucedido, pasmado totalmente, sin poder creerlo.

—¡Espera! ¡¿Qué fue eso?!—cuestionó de la espalda que ya podía ver marchándose—¡¿Estás queriendo jugar con mi mente?!

Pero Hit no respondió, ni reaccionó, y sólo siguió caminando y alejándose, como siempre hacía al dejarle ir con su vida una vez más, y Frost se tocó los labios sumamente descolocado y con el más mínimo, casi imperceptible, rubor en las mejillas. Hit nunca le había dado la impresión de ser un individuo que jugara juegos de ese estilo.

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Estos dos son otra pareja en Dragonball que me gusta mucho, y de la que quisiera poder escribir más (y si a mi vena escritora algún día le llega inspiración para ello, lo haré), pero por ahora me ha salido este cortito rápido en una noche de insomnio (y espero no haber machacado mucho sus personajes, es la primera vez que me arriesgo a escribir de ellos).

Gracias por leer. :)

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