Había regresado a su departamento tras una larga jornada de ensayos. El día poco productivo y la repentina lluvia que lo sorprendió en la calle tampoco ayudaba a mejorar su humor. Takayuki se sentó al borde de su cama y tras un largo suspiro se dejó caer sobre el colchón haciendo rechinar la vieja litera. Se sumió en sus pensamientos mirando el techo grisáceo, la fecha acordada para la entrega de su próximo trabajo se acercaba con cada día que pasaba y él se encontraba atorado con la letra de un tema. Usualmente no le ocurría, su mente ágilmente procesaba sus ideas para transcribirlas a papel, pero ahora no funcionaba. No era el tiempo límite que lo preocupaba, era algo más, algo que alborotaba y desordenaba sus sentimientos, y él, tan fiel a ellos, no podía escribir en ese estado, no cuando no estaba seguro de lo que sentía.
En la mañana de hoy, al llegar al sitio habitual de reunión, decidió pedir ayuda a sus compañeros, específicamente a Yutaka, quien por el momento era el menos atareado; él se sintió feliz de que le permitiera colaborar en ello, y luego de pasar la mañana preparando algunas propuestas, discutieron el resto de la tarde sin llegar a ningún consenso. Takayuki era terco, si el más mínimo detalle no se ajustaba a su forma de ver y sentir, entonces no servía, por eso terminó rechazando todas las ideas de Yutaka. Ambos quedaron de intentarlo al día siguiente, pero sabía que no funcionaría.
Lo mejor sería intentar con un tema distinto, pensó mientras seguía recostado en su cama.
La lluvia no mostraba signos de cesar y el traqueteo de las gotas contra la ventana lo confirmaba tras aumentar el volumen. Se torció para levantarse y se sentó del otro lado observando el agua deslizarse como cascada en los cristales. Estuvo minutos así hasta que se enfocó en su propio reflejo y se sonrojo sin querer al hallarse mirando lerdamente al vacío, un fugaz recuerdo cruzó por su mente, sí, era la misma tonta expresión con la se quedaba mirando a cierta persona mientras tocaba con destreza su bajo. Sintió que sus mejillas ardían y se sacudió para despabilar. Eran compañeros de banda desde no pocos años y ya era muy tarde para eso, sus sentimientos los había guardado en lo profundo de su ser y era feliz compartiendo con él, Akira, como un amigo.
Sólo un amigo, eh. Una mentira. Siempre escribía de acuerdo a sus emociones, pero él no estaba siendo honesto consigo mismo. Tal vez, este sentimiento atorado en mi pecho me impide avanzar. Una interrogante que era muy cierta. Debía deshacerse de esa duda y esclarecerse, por el bien de la banda no podía quedarse estancado, no, por su propio ser él no podía seguir traicionando los dictámenes de su corazón.
Sacó el móvil de su bolsillo y buscó entre sus contactos a Akira. "Necesito ayuda con una canción, ¿puedes venir?". Mensaje enviado.
Muy audaz, pensó orgulloso de impulsividad, pero luego se sintió inmerso en pánico. Habían ensayado todo el día juntos, ¿no será extraño para él que esté pidiendo ayuda ahora? Más importante aún, siguió maquinando mientras se levantaba agitadamente de la cama, él vendría hasta su apartamento, podía mentirse y actuar en público, pero ahora se encontraría solo con él, ¿con qué expresión lo miraría a la cara?
Mientras las dudas y las escenas hipotéticas de lo que podría o no suceder se acumulaban, el teléfono apretada en su mano zumbó.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal y una idea final surgió en su mente, tranquilo, él de seguro se negará porque es un día lluvioso y no querrá volver a salir de casa. Con ello en mente exhaló aliviado y abrió la tapa del móvil para ver el mensaje.
"Aún no salía del estudio. Pasaré por allá en vez de ir a mi casa. Nos vemos".
Su corazón casi se detuvo. Con los dedos sudorosos cerró la tapa de su teléfono y se puso de pie lentamente. Miró a su alrededor y todo estaba ordenado, algo menos de que preocuparse, ¿debo preparar algo para comer?, dudó por unos minutos y soltó una risa seca, avergonzado de su nerviosismo.
YOU ARE READING
Ito
FanfictionRuki, complicado con la creación de la letra Ito del EP Akuyuukai, encuentra la inspiración en su compañero Reita. Basado en una anécdota que doy por cierta porque me lo contó alguien de confianza.