En la lluvia

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Era un bello día en la ciudad de París, todas las personas sonriendo alegremente, saliendo y entrando satisfechos de una panadería que se encontraba en una de las calles más concurridas de la ciudad del amor.
Mientras tanto un joven de cabellos dorados como el sol dormía plácidamente en la misma residencia.

-¡Félix vas a llegar tarde a la escuela! - Habló una mujer desde el piso de abajo que atendía la panadería.

-Mmm, escuela, tarde- murmuro el joven frotándose los ojos- ¡VOY A LLEGAR TARDE A LA ESCUELA! - Grito y de un salto estaba preparandose para ir a la escuela, aunque a ésta le quedara al otro lado de la calle.

Se arregló lo más rápido que pudo con su típica remera gris, sus pantalones negros, y zapatillas negras, que hacían resaltar sus ojos grises y su cabello dorado. No era sorpresa que el chico se quedara dormido, ya que siempre se quedaba hasta altas horas de la noche leyendo novelas, poesías o poemas. Amaba con todo su ser la lectura y era inevitable no parar de leer, aunque mentalmente se decía así mismo una página y me voy a dormir, al final terminaba leyendo el libro completo. Esto siempre ocurría y la noche anterior no fue la excepción.
Bajó las escaleras con algo de prisa, encontrándose en la cocina a su madre Emily.

-Buenos días mamá- Dijo Félix con una sonrisa apenada por la misma situación de todos los días.

-Hola hijo, ¿otra vez leyendo hasta tarde? - Dijo la mujer con una sonrisa y dandole un beso en la frente a su hijo. Él asintió.

-¿Qué era esta vez de terror, fantasía o... amor? -Dijo con una sonrisa pícara.
Lo que provocó que el joven escupiera un poco de jugo y tosiera varias veces.

-Mamá sabes que eso no me interesa, las historias de amor no son para mí- Dijo bajando las escaleras para ir a la escuela.

-Hijo, cuando te enamores vas a querer leer todas las historias de amor por habido y por haber y hasta querrás ser protagonista de uno- Dijo con una sonrisa la preciosa mujer de cabellos rubios.

- Eso nunca pasará- Dijo con una sonrisa triunfante- Adiós mamá- se despidió mientras le daba un beso en la mejilla y corría locamente hacia la escuela- Adiós papá- dijo al hombre que estaba atendiendo algunos clientes en la panadería.

-Adiós hijo- Grito el hombre con una gran sonrisa.

-Ya verás hijo que algún día te enamorarás- Susurro la señora, para acercarse a su esposo y abrazarlo tiernamente.
Ambos observando hacia la puerta donde salía el joven con una sonrisa.

Mientras tanto en la escuela Françoise Dupont, había una gran multitud en la entrada, todos expectantes para que una persona se haga presente, en especial los chicos que miraban a la espera de una persona.

Félix al percatarse de ello no podía evitar sentir curiosidad, ¿quién era la persona a la que todo el mundo estaba esperando?, ¿por qué los chicos vinieron tan arreglados?, ¿será que era el día de la foto y el ni siquiera se había enterado?. A lo lejos vio a su mejor amigo y no dudo en ir hacia él.

-Hola Nino -Saludo Félix con el puño.

-Hola hermano, ¿cómo estás?- correspondió con el puño- ¿Viste la cantidad de personas que vinieron y en cima los que no son de nuestra escuela?. -Dijo con clara sorpresa.

-Nino ¿por qué hay muchas personas?, ¿es el día de la foto y no me avisaste? -Dijo con el ceño fruncido. Ante esta pregunta el chico moreno se empezó a reír a carcajadas.

- No hermano, claro que no, además no vendrían periodistas si fuera el día de la foto- Respondió el moreno.

-¿Entonces?- Preguntó curioso el rubio.

En la lluvia (Feligette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora