Orión completamente confusa, subió una vez más a los abismos cósmicos del Universo, preguntándose quien era ella recorriendo muy seguido la tierra en busca de su ilusión.
Hoy casi 150 años desde ese día, con la tecnología, el descubrimiento de las posiciones de las estrellas, era imposible moverse, así que optó porque las estrellas se fijarán en un solo lugar, para suerte cerca de ella.
Una noche y despejada de agosto, una joven de piel suave y mirada profunda, observaba maravillada el cielo, ante ella una innumerable cantidad de estrellas, pero ella solo se fijaba en una, Orión... La poderosa Orión ya hacia un tiempo que le había encantado, de alguna manera se sentía atraída hacia ella, podría ser su luz la razón de tal atracción o había algo más en el corazón de esa joven, la descubrió un día en un libro de cosmología, una ciencia que ella amaba, en las páginas de ese libro vio una estrella masiva de magnitudes inimaginables, quedo maravillada al instante, un repentino acelero de corazón la invadió y una sonrisa tierna y angelical se figuró en su rostro, desde entonces la veía desde la ventana de su habitación, pasaba horas y horas contemplándola. Hasta esa noche en un viaje al río Ainat, sintió una fuerte conexión a ese lugar y una vibra muy familiar la invadió... Orión estaba contemplando miles de lugares cuando lo sintió, una mirada le acosaba, sintió su presencia, agitada miro a los lados y para su sorpresa aquella mirada no veía de ningún sitio a su alrededor, venia de un lugar de ese planeta azul, venia de la tierra, sintió un rubor y un palpiteo, pues se vio reflejada en aquella mirada.
Era ella, la chica de la premonición de hace más de 150 años, era ella, la chica que la tenía confundida, tenía que bajar y verla, estaba ahí justamente dónde Orión solía aterrizar cada que iba a la tierra.
Bajo de una manera muy rápida, llegando a las cercanías de la tierra, disminuyó su tamaño y entro a la superficie, llegando siempre la mismo lugar, la chica de la tierra estaba muy impactada, pero no huyó, no tuvo miedo, simplemente observó maravillada el espectáculo cósmico, de pronto frente a ella se encontraba una luz muy brillante, que al principio no lograba distinguirle forma por su luminosidad, pero al momento de la humanización, tomó forma, era una chica hermosa, de piel gris, desnuda flotando sobre el suelo, y cuando se posó sobre el suelo y abrió los ojos, un rubor se le hizo notable, estaba frente a ella, la chica que un día no muy lejos de ahí había visto en una visión.
Ella, tímida, bella con el pelo largo que le llegaba a la cintura, se acercó a Orión, tocándole el suave rostro y sin decir palabras la abrazo, Orión lo entendió y se precipitó hacia el cielo cósmico.
Desde ese día sus miradas se encontraban cada noche, y sus sentimientos crecían más y más.
