Our Family ||Larry||

✨Our Family ✨

Harry sabía que tenía la razón.

Lo sabía y le dijo a su esposo que no era una buena idea, pero Louis no quiso escuchar.

No quiso escuchar y ahora él debía correr de arriba para abajo buscando lo necesario. Poniendo a hervir agua en la estufa y esperando un tiempo prudente hasta que estuvo hervida cuando su pequeña hija comenzó a llorar.

Subió las escaleras un tanto apresurado porque su omega le pedía que calmara el llanto de su bebé. Entró en la habitación apropiadamente diseñada para la niña que cariñosamente diseñaron para su llegada.

Se acercó a la cuna de donde provenían ligeros reclamos. Estiró un poco los labios sonriendo  con cariño y cansancio al mismo tiempo.

— No llores, amor —  dijo arrullando a su niña al mismo tiempo que soltaba un suspiro. Acunó a la bebé recién nacida mientras soltaba un poquito de su olor a  jazmines para calmarla y conseguir que se durmiera un ratito más. — Así es amor, mami está aquí. — acarició las mejillas de Genevieve  mientras la depositaba en su cunita.

Unas horas antes llamó a la escuela de Oliver y Samantha para pedir licencia por dos días, al trabajo de Louis y por último al suyo explicando la situación y le concedieron todos los permisos claramente omitiendo el verdadero porqué de la situación.

Subió nuevamente a la planta revisando si todo estaba en orden.

— Mami tengo frío — murmuró bajito Sam. Harry un tanto preocupado se acercó a la cama, la arropó más y dejó un beso en su frente.

— Ya pasará mi amor, te sentirás mejor pronto, lo prometo —. Besó y acarició sus sonrosadas mejillas.

— ¿Lo prometes, mami?

Harry asintió sonriendo con dulzura y se sentó del borde de la cama para recostarse de nuevo y abrazar a Sam para marcarla con su aroma para que al igual que su bebé logre conciliar el sueño.

— Descansa cariño. 

Cuando llegó a la habitación de Oliver lo encontró todo destapado y su pequeño cuerpecito siendo sacudido por los temblores. Se apresuró a la cama y lo arropó nuevamente. Acarició su mejilla y le dejó un beso en la frente, lo marcó con su aroma y se alejó lentamente para que no despertara.

Con mucha calma entró en su habitación, la que compartía con su alfa y esposo Louis, observando al bulto envuelto en mantas donde su cabeza descansaba en las suaves almohadas con su cabello desparramado por todos lados, se veía precioso para sus ojos.

En realidad siempre se veía precioso. Todo él era precioso. Se enamoró de la persona correcta,  su corazón lo supo desde un principio. Tanto él como su omega estuvieron de acuerdo, algo que no pasaba muy seguido antes de eso.

¿Cómo no enamorarse? 

Porque era un total caballero. Siempre lo trató como persona y no como Omega, eso siempre le llamó la atención porque los Alfas que conocía siempre le hacían saber cual era su posición en la sociedad; algo que era sumamente detestable.

Lo admirable era que siempre estaba protegiéndolo, incluso cuando era completamente innecesario, más conocido como alfa posesivo y sobreprotector. En fin lo que le gustaba era que siempre le brindaba cariño.

Louis, su esposo, era un hombre super cariñoso con él y sus bebés. Nunca olvidaría cuando estaban a la espera de Sam, su esposo no lo dejaba ir solo a ningún lado sin él.  Siempre estaba al pendiente de él y su bebé.  Tampoco olvidaría cuando su dulce bebé decidió conocerlos y él solamente se la pasaba agradeciéndole y besándolo con amor.