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Park Ji Min disfrutaba de una partida de su juego preferido. — ¡Joder, sí, gané! — festejó antes de beber de su vaso.
Al momento escuchó el timbre, pero como sus padres estaban en casa asumió que uno de ellos iría a ver de quién se trataba.
Al momento escuchó a su mamá. — Ji Min, Jung Kook vino a verte.
— Ah, hazlo pasar, por favor. — esperó un poco y su amigo entró a su cuarto. — Hola, Jung Kook. Siéntate.
— Hola, ¿Jugando, eh? — se sentó a su lado.
— Por lo menos no me entretuve cómo me imagino que lo hiciste tú. Dime, ¿A quién de las chicas del instituto fuiste a "visitar" esta vez? Déjame adivinar...Jeong Ye In o...Kim Ye Rim.
— Oh, le atinaste a la primera. Sí, fui a la casa de Ye In.
— Menos mal, no quiero ser tío de un mini Jung Kook a temprana edad.
— No exageres.
— Jung Kook, sabes que me preocupa que tengas sexo seguido y que corras un riesgo si es que te descuidas.
— Tranquilo, siempre soy precavido a la hora de tener sexo, y no solamente yo me ocupo de cuidarme sino también la chica con la que estoy por follar.
— Deberías bajarle un poco. Al principio intentaba entenderlo porque estabas "triste" por lo que te hizo...ya sabes quién, pero esto ya se volvió como una costumbre o adicción, Jung Kook. No exagero, de verdad me preocupas.
— Está bien...Escucha, te prometo que trataré de bajarle cómo dices.
— Necesitaría ver hechos, ya sabes: "Ver para creer".
— Descuida, lo verás. Ahora, ¿Por qué no jugamos una partida?
— Está bien. — se le ocurrió una idea. — Hagamos esto más interesante, el perdedor deberá acceder a cualquier pedido que haga el ganador.
— ¿Un pedido? ¿Por qué más de uno? Que el ganador elija la cantidad.
