Ella,
la niña de la sonrisa triste,
y los ojitos perdidos.Ella,
la que sueña con un día,
cumplir sus sueños y metas,
evitando fracasar.Ella,
una caja llena de sorpresas,
defectos, e inseguridades,
que no le dejan avanzar.Ella,
un desastre catastrófico,
tormenta en su máxima esplendor,
con principios de huracán,
que llevan a la perdición.Ella,
la niña que no nota, que es más bonita que París,
porque se siente hecha ruinas como Roma.Ella,
la niña que le quitó el privilegio a Madrid de ser mi Musa,
y se ganó que desde ahora le escriba.— Manuel Ignacio.