Stiles estaba desempacando las cajas de mudanza, Seattle era su nuevo hogar, gracias al trabajo de Derek.
Derek era un buen arquitecto, ahora era dueño del 45% de las acciones de la constructora, la heredaría cuando su abuelo se retirara, su novio había llorado, sudado y sufrido por esas acciones, ganadas a pulso, él no quería ser conocido por ser un junior cualquiera, Derek podía estar orgulloso de sus méritos.
Sebastian Hale estaba más que orgulloso de su nieto, había empezado desde abajo, como él.
Se habían mudado a Seattle porque Derek era el encargado de remodelar la iglesia bautista más ostentosa de la ciudad. Stiles junto con Lydia eran dueños de una pequeña editorial, tenían a su cargo a escritores amateurs que eran promesas literarias, Stiles podía trabajar desde casa, cuando Derek le comento sobre su mudanza, no dudo en acompañarlo, bueno, la alianza en su dedo, debía significar algo.
Estaban comprometidos, no tenían fecha para la boda.
Su relación había sido toxica desde el principio.
Derek, celoso y posesivo.
Stiles, manipulador y venenoso.
Stiles ya no recordaba cuantas veces habían terminado y cuantas habían regresado, Stiles atentando contra su vida o Derek cometiendo locuras. Lydia los había obligado a ir a terapia de pareja, la psicóloga termino yendo con un especialista.
Sí, era una relación toxica de tira y afloja.
Stiles siguió sacando libros y cajas pequeñas, el polvo ya le estaba alborotando la alergia, pero Derek estaba trabajando y no podía ayudarlo.
Extrañaría Beacon Hills.
Su hogar.
Se dedicó a poner los libros en la estantería, eran cerca de las cuatro cuando por fin termino, estaba tan cansado que no se fijó en la pequeña caja y tropezó, un viejo y polvoriento álbum salió.
Stiles miro extrañado el libro, lo abrió y lo hojeó.
Escuela elemental de Beacon Hills
Era el título del álbum.
Stiles sonrio y se acomodó en el sofá a revisarlo.
Santo cielo, esos niños pecosos y chimuelos eran todos ellos.
Lydia, Erika, Boyd, Isaac, Scott, Jackson y Derek, ese niño pegado al moreno era él.
Al parecer en una kermes, si fue el día del festival mexicano, el día en que la abuela de Scott había organizado la kermes.
Stiles siguió hojeando, hasta llegar a una hoja doblada dentro del protector.
Un acta de matrimonio falsa.
Los conyugues. Derek Lee Hale y Stiles Stilinski, las letras chuecas e inentendibles.
Estaba tan concentrado en las fotos que no oyó llegar a Derek.
- ¿Qué ves? – pregunto el moreno
- Mira Derek, somos nosotros – el moreno se inclinó un poco detrás de Stiles
- Oh, si ya recuerdo, fue cuando Maggie McCall organizo ese horrible festival, ¿No recuerdas?
- No, no mucho – confeso el castaño
- Iba a casarme con Lydia pero te peleaste con ella y le arruinaste sus trenzas, no se hablaron en un mes
- ¿Te ibas a casar con Lydia? – Stiles sintió un pico de celos