Por guita baila el mono, y vos no tenes swing.

No se si soy una persona de muy fuertes ideales, o si el común de las personas que me rodean son débiles en sus propias creencias, o si carecen de ellas. Este ultimo tiempo me ha tocado tocarme con seres que predicaban ser de determinada manera, y por esas extrañas cosas de la vida demostraron, y resultaron ser de otra totalmente distinta y hasta opuesta. Seres cercanos, y otros no tanto, en los que uno deposita confianza, y hasta esperanza.

Uno de esos seres fue una persona en la que prácticamente volqué todo. Y cuando digo todo me refiero a una universalidad de emociones, sentimientos, y hasta sueños. Esa persona fue del todo a la nada, del éxtasis a la agonía. Es en esa agonía donde realizó una suerte de prácticas que la dejaron al descubierto, que le tiraron la máscara, aquella máscara que denotaba buenas intenciones, timidez, humildad, falta de autoestima, y muchos miedos, que al caerse dejó relucir soberbia, ego, egoísmo, envidia, y profundo desprecio hacia la vida, hacia cualquier persona que no fuese ella misma.
"Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar" - Decía el General Perón en uno de sus discursos - El hombre es dueño de su silencio, y esclavo de sus palabras. ¿ Y que es el hombre sin su palabra? Nada, absolutamente nada. Las relaciones sociales tienen como uno de sus pilares la confianza, sin confianza no hay relación posible, la palabra es fundamental.

Fue en ese confiar, ciegamente, que creí ver a alguien, cuando en realidad estaba viendo a una persona ficticia, una persona que no existe, ni va a existir. Tristemente me remito a decir que descubrir su esencia fue de las peores decepciones de mi corta vida, alegremente me permito decir que eso fue lo mejor que podría haberme pasado. ¿Cómo confiar en un ser que creíamos hecho de luz y resultó ser de oscuridad? Un ser que nos consume, que nos quita tiempo, ganas, y alegría. Que lejos de ser paz, era guerra constante, entre nosotros, y contra sí mismo. Ese ser es la antítesis de todo lo que se jactaba ser.

"Hacer es la mejor forma de decir" - Expresaba José Martí hace casi 150 años - Fue entre sus acciones que su telaraña de mentiras se rompió, que muchos secretos salieron a la luz. ¿ Pero qué más podía esperar de una persona tan cambiante? Si decía A, y hacia B, si comenzó a hacer todo lo que juro nunca realizar, si comenzó a cambiar su forma de ser de acuerdo a las personas con la que se juntaba, a la par de su trabajo, a la par del dinero.

Al mejor postor dejo parte de su integridad, ideales, y convicciones. Por un poco de atención, de publicidad, hizo lo que tanto criticó. Por guita baila el mono.
Cuanta mentira en tan poco tiempo, en tan poca humanidad, traten, traten de mantener su palabra, de reconocer sus errores, de mostrar humildad en la derrota, e indulgencia en la victoria. Nunca se sabe de qué lado se está agarrando el puñal, o en qué momento puede darse vuelta.

Traten, traten de recordar las mentiras que sostienen sus vidas.