Narrador POV
Los días en la ciudad dejaban ver una gran belleza, grandes calles ligeramente transitadas, grandes parques con hermosos arboles y gente disfrutando de una vida plena y tranquila.
Pero por la noche la gran ciudad deleitaba los sentidos con grandes letreros encendidos de todos los colores imaginables, con calles frías llenas de gente buscando diversión, con música de todos los géneros imaginables, estas eran las calles llenas de pasión, lujuria y violencia controladas por la más grande familia delictiva que había puesto su mano en la ciudad desde ya hace años, estas eran las calles de la familia conocida como ''Los Huerta''.
En medio de las frías calles se asomaban dos sombras vistiendo elegantes trajes caminando despreocupadas, estas eran ''Rayo Huerta'' la cabecilla de la familia, o como muchos la conocían, ''La Jefa'', y junto a ella se encontraba su mano derecha ''Pia Huerta''.
Las dos caminaban tranquila y despreocupadamente atrayendo varias miradas, entre ellas algunas de admiración, odio, lujuria, ira, temor y pasión.
Estas muy poco debían temer de todas esas miradas, ya que por más que las odiaran nadie era ni sería capaz de mover un solo dedo en su dirección, y estas lo tenían muy claro.
Las Huertas acostumbraban dar paseos nocturnos buscando algo de ''diversión'' en sus establecimientos, que ciertamente no eran pocos, puesto que estas eran dueñas de prácticamente cada centímetro de la ciudad, era bien conocido el hecho de que si te recostabas de una pared seguramente los dueños eran Los Huerta.
Las chicas entraron a uno de los establecimientos favoritos de la jefa, que llevaba por nombre ''Le Cabaré Rayuo'', cuando vieron a un gran e imponente hombre en la puerta
—Lo siento señoritas está lleno— respondió un joven alto de piel algo oscura, obviamente sin darse cuenta de los que acababa de hacer
—¿Disculpa? Jajaja—le expresó al chico la más pequeña entre las dos Huertas—¿acaso eres nuevo por aquí chico? — continuo entre risas— Rayo ¿no crees que alguien sufrirá mmmm no lo sé, un pequeño y terrible accidente?
—Je-je-jefa!! Lo siento mucho no la había visto!
— ¿Y a mí no me viste o que mierda pinche semáforo de media noche? — dijo Pia a la par que se acercaba tronando sus nudillos.
La chica que se distinguía por tener unos grandes cachetes era sin duda mucho más pequeña que el guardia del lugar, este casi tenía el doble de su estatura, pero no era un secreto para absolutamente nadie que esta tenía un gran y largo registro de muertes en su curriculum, o como a ella le gusta llamarles ''accidentes'', y a esta le encantaría agregar otro ''accidente'' a la lista.
—Ya ya ya olvídalo Pia, Yoryo aun es algo nuevo por aquí- le explico posando su mano sobre su hombro.
—Me llamo Yordi...— dijo susurrando lo mas que pudo.
—Yoryo, Yordi ¿cuál es la diferencia? — respondió levantando sus hombros indiferente prosiguiendo a pasar por la puerta, deteniéndose y jalando al joven por el cuello de su camisa, para dejarlo a la misma altura que ella— que no se vuelva a repetir, si no quieres que Pia se divierta contigo.
—Sí-sí sí— indicó nervioso
—Sí que? — Expresó haciendo énfasis en la palabra ''Sí''.
—Sí jefa.
—Buen chico— señaló dándole unas cuantas palmaditas en la espalda al mismo tiempo que entraba al recinto.
Yordi sabía muy bien la bala que por poco y no logra esquivar, pues estaba al tanto de que Los Huerta habían desaparecido a muchas personas por menos de lo que el acababa de hacer.
