el bosque

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El bosque

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El bosque


Puedes salir de la casa, pero a donde vayas él irá.

Tu curiosidad podría salvarte o podría ser tu final.

En su juego es el mejor y sabe que ganará, no seas tonta niña, si juegas ten por seguro que perderás.


Cuando desperté me encontraba sobre la cama del cuarto designado para mí. Al tomar mi celular confirmé que eran casi las seis de la mañana, el sol aún no había salido y mis padres despertarían en cualquier momento. Dejé salir un suspiro tembloroso y me aparté algunos mechones de cabello de la cara.

Seguro fue una pesadilla, debió ser una jodida pesadilla. Nada de eso podía ser real. No podía serlo.

-Oh, pero si yo creí que habíamos dejado claro ese asunto en particular, querida Chloe... el vello de mi nuca se erizó al instante y yo cerré los ojos con fuerza antes de volverlos a abrir y girar la vista a la ventana del cuarto.

La sombra me asechaba desde las tinieblas.

Volví a cerrar los ojos y me dejé caer sobre la cama.

-No es real, no es real... ­—empecé a susurrar en voz baja, como si fuera un mantra, con la esperanza de que desapareciera, de que se fuera y no regresara.

Pero una parte de mí sabía que él era real y seguía ahí parado, podía sentir su intensa mirada sobre mí a través del cristal de la ventana.

-Supongo que no te quedó tan claro —su voz más ronca y profunda de lo que la recordaba, podría jurar que estaba molesto por el tono tan grave y seco.

-No eres real, no eres real... —seguí pronunciando mi mantra un poco más alto, y entonces los grados dentro de la habitación descendieron considerablemente, un viento muy frío hizo que mi piel se erizara al instante, y la manera en la que mi cuerpo reaccionó tensándose casi de manera involuntaria me hizo saber que él ahora se encontraba dentro de la habitación.

Abrí los ojos lentamente, pero los dejé enfocados en el techo. Conté cinco grietas en el yeso blanco.

Pude notar, por como la habitación se encontraba ahora en una leve penumbra, que la tenue luz dorada de un rayo de sol se colaba por la ventana ahora abierta.

-Tienes unas ojeras terribles, querida Chloe. ¿No dormiste bien? —su voz volviendo a sonar burlona. Pero no le contesté, me rehusaba a creer que él estaba ahí, que todo lo que había sucedido sucedió, me negaba rotundamente a volver a verlo— ¿Pesadillas tal vez?

-No eres real, no eres real —era todo lo que podía salir de mi boca, y eso pareció enojarlo.

Hubiera gritado de no sentir que algo me estaba ahogando, no había nada sobre mí, pero otra vez no podía moverme, ni siquiera abrir la boca, y sentía como si fuertes y grandes manos me estuvieran tapando la boca con todo y nariz, impidiéndome incluso el respirar. Mis piernas y mis brazos parecían haberse pegado a los almohadones, era como tener un ataque de Parálisis del Sueño.

La Visita ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora