Año 1725, Inglaterra.
Todoroki caminaba de lo más aprisa por aquel pasillo, casi deseaba correr pero sabía que nadie debía notarlo andando por allí a tan altas horas de la noche, maldición, la cantidad de problemas en las que se metería si alguien se enterase, si alguien lo viese. Llegó por fin a la puerta que tanto esperaba y sin cuidado alguno entro rápidamente, cerrando con llave.
- ¿¡Shouto!?
La voz escandalizada de Izuku Midoriya se vio ahogada dentro de un arrebatado beso que el propio Todoroki le estaba dando. Conociendo la actitud de Midoriya, Shouto sabía que tendría mil preguntas dentro de su cabeza, que estaría confundida y que definitivamente estaba a nada de romper el beso para preguntarle que diablos hacía en su habitación tan tarde. Pero se lo impidió pegándola a él tomándola fuertemente de la cintura y llevando su otra mano a su nuca, mordiéndole el labio asegurándose de hacerla perder un poco la cordura.
- Todoroki... - Se alejó ella por un segundo.
- Por favor, no preguntes, Midoriya. - Shouto volvió a atacar su boca, como si fuese lo que necesitaba para vivir, y tal vez así fuera. Delineó sus labios con la lengua y luego la ingresó sorprendiendo a la mujer que soltó un jadeo para luego tomar más seguridad en el beso y responderlo casi con la misma ferocidad.
Todoroki sintió como las manos de ella lo recorrían hasta llegar a sus hombros y su nuca, apresando su cabello bicolor a medida profundizaban el beso, sintió el jalón provocado por aquellas delicadas manos y los dientes de su compañera jalar de una manera deliciosa su labio inferior, jugando como lo había hecho él con ella.
Con su mano derecha comenzó a soltar el largo y sedoso cabello de Izuku que resultaba ser una cantidad de largas ondas indomables que le parecían increíblemente preciosas, sus besos comenzaron a descender a su barbilla y su cuello donde aparto con cierta dificultad el uniforme de criada que Izuku llevaba todos los días, para dejar mordiscos, chupetones y lamidas en su piel pálida.
- Sho... Shouto... - Midoriya suspiro. - Esto... Esto no está bien.
- Esto nunca ha estado bien. - Respondió el contrario que caminó con ella entre sus brazos hasta caer sentado en la cama. - Esto jamás estará bien, - Tomo a la peliverde por sorpresa y la sentó sobre sus piernas. - No para los demás, pero para mí, es más que correcto. - Tomó su rostro entre sus manos - Para mí es la cosa más perfecta del mundo y sabes que para ti también lo es.
Izuku guardó silencio por unos segundos, maldición que estaba mal, habían tantas cosas por las que para ella eso estaba mal, pero no podía engañarse, ella sabía que todas esas cosas no le importaban, porque de verdad aquello para ellos estaba más que correcto, a pesar de que en su cabeza se recriminara una y otra vez por hacerlo, por sentirlo y sobre todo por vivirlo. Pero amaba vivirlo y amaba amarlo como lo amaba, por eso lo besó de nuevo, fundió sus labios con los de Todoroki y envolvió su lengua con la de él.
Sintió como las manos del contrario bajaban por su espalda, terminando de desamarrar las tiras del corsé que ella previamente estaba desamarrando para poder ir a dormir. Las manos ansiosas de Shouto forzaron la odiosa prenda hasta quitarla y tirarla por algún lado, sintió como recorrieron entonces los botones de enfrente, desabotonando los suficientes como para bajar las mangas a la altura de sus hombros y jalar el resto de la camisola debajo de sus pechos, se sintió expuesta ante él, pero al mismo tiempo de que la cohibía la hacía sentir un poco más completa, un poco más mujer.
Las manos del bicolor llegaron hastas sus pechos, donde masajeó, apretó y aruño suavemente sus pezones mientras le dejaba besos y mordidas en su cuello para luego ir bajando poco a poco hasta llegar a sus nuevos objetivos, iba dejando lamidas y chupetones a medida se acercaba, pero antes de si quiera posar los labios en sus pechos, se detuvo y le dedicó una mirada un tanto divertida.
