Estos chocolates saben algo raros... (parte 1)

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-¡Aquí está, por fin! – dijo Hatsume Mai con una sonrisa triunfal mientras colocaba sus gafas de trabajo por encima de su frente.

A su alrededor, el laboratorio estaba en un caos absoluto. Había probetas rotas y tubos de laboratorio con restos de sustancias multicolores allí donde uno mirase. Una columna de humo se elevaba en la otra parte de la sala, donde aún enfriaba el último de sus intentos.

-Esto va a ser el arma definitiva contra villanos! – dijo conteniendo un chillido de emoción – todo lo que falta por hacer ahora, es encontrar a alguien lo suficientemente estúpido... quiero decir, valiente, para probarlo – una sonrisa diabólica se formó en su rostro – Mmm.. ¿Pero quién? Todos recuerdan ese "nefasto accidente" que dejo a Tenya en la clínica de recovery girl durante dos semanas.

La pelirosa suspiró con resignación – un pequeño error y todos te juzgan – se dijo.

No entendían la genialidad de la ciencia y sus maravillosos experimentos. El progreso requería de sacrificios. Una nueva sonrisa aún más perversa que la anterior asomó en su rostro cuando una idea de lo más interesante empezó a formarse en su cabeza. Cogió los envases vacíos de unas chocolatinas y rio con la suavidad de un esquizofrénico – Casualmente, San Valentín estaba a la vuelta de la esquina, y ¿a quién no le gustaban unos buenos chocolates de san Valentín? – siguió riendo cada vez en un tono más fuerte mientras empezaba a planear el culmen de su obra maestra.

El jefe de laboratorio, acostumbrado ya a los desvaríos de su pupila, no le dio mas importancia a las atronadoras carcajadas con matiz diabólico. Al fin y al cabo, eran parte de su día a día.

                       **Salto temporal al día de San Valentin**

-Deku-kun!!! – Gritó Uraraka desde un extremo de la clase - ¡Oiii, Feliz San Valentin!! – dijo sonriendo animada y con las mejillas escarlata mientras le tendía una pequeña caja con chocolates.

-Gra... Gracias Uraraka-chan – dijo Deku con las mejillas algo arreboladas – yo... esto... también te he comprado unos – miró alrededor mientras se los daba, dándose cuenta de que toda la clase los estaba mirando.

-¡Gracias Deku! – dijo la Morena con los ojos brillando como estrellas – normalmente no suelo recibir chocolates.

Las sonrisas de sus compañeros, junto con los signos de aprobación de alguno de los chicos de la clase, solo hizo que su rubor se intensificara.

Todo el Mundo estaba particularmente emocionado con este San Valentín. Era su último año juntos en la UA y estaban a punto de salir y convertirse en héroes profesionales, sin tiempo real para nada más que la lucha contra el crimen. Todos tenían la sensación de que este era el último momento para expresar lo que realmente sentían.

-Todoroki-kun, Iida-Kun, también os he traído unos chocolates – dijo Deku sonriendo a sus amigos – gracias por cuidar de mi todo este tiempo – empezó a hacer reverencias aceleradas – espero que podamos seguir siendo amigos cuando salgamos de la UA – dijo nervioso colocando una mano sobre su cuello.

-Gracias Midoriya – dijo Tenya con su habitual seriedad, pero dejando entrever una franca sonrisa. Con los años, su amistad no había hecho más que crecer.

-Gracias Izuku – respondió llanamente Todoroki mientras le tendía de vuelta un paquete de chocolates de apariencia muy cara.

-Todo el mundo a sus sitios por favor -dijo Aizawa sensei entrando por la clase, sin darle tiempo a Deku de darle las gracias a Todoroki – Y no, gracias, no quiero ninguno de vuestros estúpidos chocolates, y no, no quiero oír nada sobre ninguna historia romántica que tengáis en la clase. Vais a ser héroes pronto, no podemos permitirnos ningún día de distracciones.

Las pervertidas aventuras de Deku y KacchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora