Septiembre 2017, Manchester, Inglaterra
Sentía los párpados pesados y por un momento creí que no iba a poder despertar, estaba atrapado en un profundo sueño difícil de explicar. Llevaba aproximadamente dos meses en esta situación, con pensamientos aleatorios donde me encontraba en situaciones complicadas con grandes dudas y encrucijadas, una especie de laberinto mental. Sin duda esto se debía a las preocupaciones que rondaban en mi cabeza y todos los asuntos pendientes por resolver.
Finalmente desperté de golpe con la respiración agitada y un escalofrío enorme. Demoré más de dos minutos en reaccionar, en reconocer el lugar. Hice un rápido recorrido visual por mi habitación, todo estaba igual, como lo había dejado la noche anterior y toda la semana en realidad, hojas desparramadas por doquier que reflejaban mi obsesión por el trabajo, esferos regados por el piso, vasos descartables de diferentes tipos de bebidas consumidas desde quien sabe que fechas y varias notas esparcidas en el escritorio al frente de mi cama. Sin duda debía arreglar todo el espacio y a su vez detallar un pequeño inventario con todos los documentos existentes, a medida que pase el tiempo me volveré loco para encontrar algún escrito.
Como era de costumbre, ingresé a la reducida ducha de mi cuarto y dejé correr el flujo de agua fría sobre mi cuerpo adormecido aún, este punto de mi rutina diaria me permitía aclarar mi mente y planificar las actividades del día, la consideraba mi zona de confort y mi fortaleza propia. Generalmente mis días eran largos y agotadores sin tiempo incluso para mi alimentación, algo que posiblemente termine afectando a mi salud con el paso del tiempo.
Salí de la ducha instantánea y me vestí con un pantalón azul oscuro y una camiseta blanca hueso, no solía vestirme con colores vivos sea cual sea la ocasión. Busqué debajo de mi cama unos zapatos que combinen con estas dos prendas, a pesar de que no era mi prioridad me preocupaba por verme bien y sentirme a gusto conmigo mismo. Encontré en esta búsqueda visual unos zapatos semi casuales de color negro entero y sin dudar me los puse enseguida. En días en los cuales sabía que tendría largas caminatas optaba por zapatos deportivos, pero esta no era la ocasión ya que la mayor parte del tiempo me quedaría en mi oficina.
Abandoné la habitación, sin antes revisar por última vez mi cuenta de Twitter, específicamente las últimas noticias surgidas en mi localidad y en el país en general. Dada mi personalidad, no realizaba ningún tipo de publicación, salvo una situación extrema que lo amerite, por lo cual solo ingresaba a la red con fines informativos. Me gustaba empaparme de la realidad local cada día.
Me dirigí muy relajado a la pequeña cocina improvisada de mi departamento en la torre Neuman, un lugar tranquilo para vivir en donde reinaba el silencio y la armonía. La mayoría de los inquilinos no pasaba gran parte del día en sus alojamientos, lo cual me ayudaba a sentirme relajado en las horas de descanso, cuando las existía en mi apretada agenda, es decir rara vez al año. Abrí la mini nevera y saqué una bebida energizante con alto contenido de cafeína, pues esto me ayudaba a despertar por completo y a sentirme vivo y enérgico. Lo tomé de forma apresurada para poder salir enseguida y evitar así el atascamiento por el tráfico de la vía principal en Manchester. Principalmente a las 07h30 se solía acumular los vehículos en cada semáforo porque todo el mundo sale hacia cada una de sus actividades, esta situación puede ser estresante considerando la importancia de mi desplazamiento recurrente.
Revisé todas mis cosas rápidamente antes de salir, algo tradicional en mí, si olvidaba algo sería de tal magnitud como una catástrofe, como por ejemplo mi billetera, mi móvil y sobre todo mi pistola Colt 1903.
Descendí las escaleras que conducen al aparcamiento interno del edificio para ir en busca de mi vehículo una Ford F150 color plateado y doble cabina. En la parte trasera puse mi maletín y chaqueta de trabajo.
Encendí el motor y aceleré de manera aireada saliendo rápidamente de la residencia, cubrí las dos calles que me conducen a la vía principal de Manchester y aceleré a fondo, tenía la ventaja de disponer una credencial autorizada para rebasar el límite de velocidad que indicaba la señalética vial, e incluso disponía de una sirena de alto volumen en caso de una emergencia.
Tomé el carril central y sintonicé la emisora líder en noticias de la región. Era una mañana fría, como era de costumbre y la lluvia no tardó en hacerse presente. Las gotas descendían por mi ventana lateral y en cada semáforo en rojo, al mirar hacia el exterior me invadían pensamientos de esperanza, que me motivaban a seguir con lo que hacía, a no declinar y a luchar.
Al cabo de treinta minutos de conducir llegué a mi trabajo, el distrito policial de Manchester. Saludé a la distancia a mis compañeros que salían de turno e inmediatamente me dirigí al ascensor que me llevara al piso diecisiete, en donde se encontraba mi amplia y limpia oficina.
Una vez que se abrió la puerta automática del ascensor, salí a paso firme con dirección al departamento de investigación y asuntos federales, puntualmente a la oficina 6 con mi nombre en su fachada, el teniente Simons.
Llevo más de tres años y medio como agente federal encubierto de la policía, luego de trabajar un año como agente urbano. Durante esta corta carrera profesional he vivido experiencias de todo tipo, lo cual me ha dado mayor personalidad y firmeza a la hora de actuar en varias situaciones de alto riesgo. Comparando con el Frederick Simons de hace unos años, esta versión era más intimidante y contundente, acotando que he ganado masa muscular por mis periódicas rutinas de gymnasio.
En la actualidad soy uno de los tres detectives a cargo de dar pista y alcance a todos los criminales con cargos de asesinato en el pasado y que aún no han sido encontrados. Y obviamente estoy también a cargo de los nuevos casos de homicidio. A pesar de que en Inglaterra han disminuido los actos violentos (debido a la rigurosidad de las leyes) no deja de existir uno que otro caso perturbador.
Al ser inicio de semana reviso rápidamente las carpetas y documentos que hay en mi escritorio, algunos dejados por mi desde la semana anterior y otros dejados por el equipo policial que tengo a mi cargo, todo con detalles acerca del caso en el cual estoy trabajando en este momento. Me pongo al día en todo y decido las actividades a ser ejecutadas en ese día para poder informar a mi equipo investigativo. Generalmente demoro unas dos horas en la oficina antes de iniciar con el trabajo de campo, a excepción de hoy que planificaré toda la semana.
Prendo mi ordenador y rápidamente doy una revisión superficial de los mails existentes en mi bandeja de entrada, con dirección federal. Generalmente no hay nada relevante, más que casos leves que ya están controlados y puestos a orden judicial, sin embargo, debo cumplir con mi obligación de estar al tanto de todo.
Desde hace cuatro días sigo la pista de un asesino desconocido, el cual cometió un crimen con arma blanca a un periodista reconocido en el medio, este suceso tuvo lugar en un centro de diversión nocturna en media semana, por lo cual se asume que estuvo fuera de sus actividades laborales ya que las mismas culminaban a las diecisiete horas.
Según las primeras versiones obtenidas de los testigos del crimen, él estaba en compañía de tres personas dentro de la discoteca, dos mujeres y un hombre, todos ellos en un rango de 25 a 30 años, con edades similares a la del ahora fallecido, el cual pereció a los 27 años.
Una de las empleadas del lugar dentro de su testimonio indicó que llegaron aproximadamente a las veintidós horas del miércoles 21 de septiembre y solicitaron una mesa apartada con dos botellas de tequila que ella misma les sirvió, pero a medida que pasó la noche alcanzaron las tres. Al conversar posteriormente con uno de los dos guardias del centro de diversión, un gordo de dos metros de alto, me supo decir que los cuatro individuos se retiraron sin ningún inconveniente cerca de las dos de la madrugada del día siguiente, con rumbo desconocido.
Con estas dos premisas comencé mi investigación. Tendría que interrogar a los tres acompañantes del ahora occiso y descubrir a donde fueron después de salir de la discoteca del centro histórico y qué relación tenían con el periodista.
Este caso generó conmoción en toda la ciudad por la forma en la cual fue asesinado el señor Crowe, con más de diez puñaladas en todo su cuerpo, sin piedad alguna. Este hecho ha sido catalogado como uno de los más atroces de la última década y fue divulgado por todos los medios escritos, visuales y auditivos de Manchester.
Los tres individuos y el bar en el cual estuvieron horas antes del suceso serán sujetos a mi investigación. Este será el inicio del fin dentro del conocido caso Manchester.......
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EL MISTERIO DEL CASO MANCHESTER
Mystery / ThrillerUn asesinato que conmociona a toda la ciudad de Manchester se sale de control, no existe rastro alguno del autor del crimen. El agente Frederick Simons emprende una búsqueda incesante, que lo llevará a dar todo hasta localizarlo. Está investigació...