Confusion

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Lo único que había al alcance de mi vista aquella mañana era solo un amplio campo y a un lado estaba el bosque, me frote los ojos y busque mi teléfono para ver la hora, 8:43 de la mañana, aun hacia algo de frio, no sé por qué mis padres insistieron en enviarme a este pueblo alejado de la mano de Dios, podría asegurar que "nunca jamás" o "muy muy lejano" estaría cruzando el bosque, con algo de molestia como cualquier otro adolescente que lo despiertan con un satén siendo golpeado por una pala de madera, mi madrina pensó que sería divertido hacer tal acción como en las caricaturas, será para ella porque mi sueño es algo bastante sagrado. Con el mal humor escrito en toda la cara me cambie, unos jeans y una camisa a cuadros, típico de una persona de campo, por suerte el desayuno estaba listo y no me tocaría poner la mesa como ayer comimos escuchando a los animales de la granja y el viento moviendo los árboles.

Horas más tarde y luego de que me aburriera hasta de jugar en mi teléfono el hijo de mi madrina Gonzalo que era a lo mucho un par de años menor que yo me propuso ir a explorar el bosque, no me lo pensé mucho, pues del aburrimiento tal vez terminaría quemando algo; llegamos a la orilla del terreno y saltamos la cerca que marcaba el terreno de mis familiares yo miraba a todos lados, observando con cautela para no toparme algún bicho que pudiera ser peligroso, aunque al parecer esa precaución me hizo notar algo que al principio pensé que era un venado, pues su cornamenta sobresalía de entre los arbustos, toque el hombro de Gon (pues me dijo que le llamara así) para acto seguido señalarle al animal.

- Vámonos – Dijo mientras la cara bronceada que tenía palideció, pero pensé que era por el frio.

- ¿Qué? ¿Acaso los venados son peligrosos en esta época? - Pregunte pensando si estaría en celo y eso lo volvería agresivo

- Aquí no hay venados – Me dijo mientras sus ojos me expresaban el miedo que tenía – No existen venados tan altos, mucho menos que caminen en dos patas.

Su tono hacía notar parte de su pánico, gire para comprobar lo que había dicho, me arrepentí de hacerlo, pues no solo note que caminaba en dos patas, si no que se estaba acercando a nosotros, por un segundo quede inmóvil sin creer lo que pasaba y lo que me saco del trance fue que Gon me jalo del brazo para correr entre los árboles, no mire atrás, corrimos hasta llegar a la cerca y saltarla, mientras recuperábamos el aliento pregunte:

- ¿Qué carajos fue eso? – Dije con la respiración entrecortada, ya que no tenía la costumbre de correr por mi vida

-No lo sé, no debería de haber venados por esta zona, mucho menos alguno que anda en dos patas, las cosas raras nunca pasan aquí

- ¿Cosas raras? – Dije mientras sentía como si quiera vomitar mis pulmones

-Ya sabes, de que se aparezca algún monstruo o algo de las películas o los cuentos

- ¿No se supone que es común en este tipo de zonas?

- No, al menos yo nunca había visto algo así – Dijo Gon mientras sentía como ya podía respirar medianamente normal – mejor olvida esto por ahora, tenemos que ir a casa.

Caminamos hasta llegar a la puerta, Gon con una mirada me recordó que no tenía que mencionar nada, yo asentí con la cabeza y aun respirando con algo de dificultad me dirigí al cuarto que me habían asignado entonces mi madrina me intersecto preguntando por que respiraba así le invente la excusa de que hicimos unas carreras desde el bosque hasta la cerca y por la falta de costumbre termine así, ella se lo creyó todo y termine por llegar al cuarto, mire por la ventana hacia el bosque el cual se tornaba cada vez más grotesco por que comenzaba a oscurecer tratando de imaginar qué tipo de criatura era la que por casualidad nos encontramos.

Dos días después entrada la noche no podía conciliar el sueño, daba vueltas y vueltas en la cama, hasta que me dieron escalofríos, me asome por la ventana que estaba en un primer piso y vi que una figura a le lejanía salía de entre los árboles, no solo sentí como el alma se me caía si no que me quede observando como esa cosa se transformaba de un venado medianamente normal a pararse en dos patas y mientras caminaba una espuma negra lo envolvió desde los pies a la cabeza, pasando de pesuñas a unos zapatos blancos sus pies eran negros, la espuma continuaba dejando ver que estaba vestido con un traje, dejando ver que su complexión era muy delgada, sus manos eran negras y sus uñas eran largas, afiladas y de un color blanco, su cabeza seguís siendo la de un venado pero como si la hubieran cubierto con una media negra muy pegada, sin ningún orificio, sus cuernos cambiaron a los de un macho cabrío, la sangre se me fue del rostro al darme cuenta de que estaba a unos 20 metros de la casa y continuaba caminando, me quite las sábanas lo más pronto que pude y corrí a la habitación de Gon y avisarle lo que había visto

- ¡Gon despierta! - susurré o al menos lo intenté mientras lo movía

- A no ser que se esté incendiando algo puede esperar hasta mañana - me dijo con pereza mientras se tapaba nuevamente

- Es esa cosa que vimos en el bosque y viene para acá.

No puedo describir la confusión que tuve en el momento en que se escuchó el timbre, nos quedamos inmóviles para escuchar lo que pasaba, se escuchó bajaban las escaleras y abrían la puerta, no se escuchó nada, mientras nosotros pensábamos lo peor se escuchó al abuelo gritar

- ¡Hijo ve por la vaca más grande tenemos que celebrar! -Gon y yo nos miramos más confundidos que asustados, ¿no era una criatura peligrosa? ¿Se habrá hecho pasar por una persona?, Muchas cosas pasaron por mi mente hasta que escuchamos un llamado desde la planta baja.

Gon y yo bajamos con cautela la escalera y no podía creer lo que veía, esa cosa estaba rodeada por todos los adultos, se les veía muy felices de ver a la criatura, resulta que hay un espíritu del bosque que viene cada 60 años el cual trae prosperidad a todo el que visite, Gon no lo sabía pues solo los adultos pueden saberlo, no se le dice a los niños para evitar que exploren el bosque y se encuentren algún animal peligroso o se pierdan, nosotros preguntamos si veían exactamente lo mismo que nosotros y si, esa criatura de piel negra sobre unos tacones de aguja blancos era lo que veían.

Pasaron los días y la gente del pueblo llegaba a la casa a darle algo de comer a la criatura para que esta le diera prosperidad a sus tierras y a su descendencia, yo aún creía que era demasiado extraño el hecho de que nadie lo tomara como algo extraño, sino que incluso lo adoraban, el día que mis padres vendrían por mí la criatura que nunca hablo tomo mi mano, algo que nunca había hecho con nadie y la colocó en su pecho, no entendía lo que pasaba hasta que solo dijo una palabra

- Gracias - su voz era suave como la seda, entonces ese sentimiento de angustia se fue de mí y cuando menos me di cuenta la criatura desapareció y en mi mano tenía una semilla.

La semillaWhere stories live. Discover now