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No sé porque escribo esto, puede ser el insomnio o el hecho de que no has salido de mi cabeza durante semanas y ya me está volviendo loca.

Nunca volví a saber de ti, está bien. Tampoco quise buscarte, o al menos no como lo hacía antes, y de igual modo siempre terminaba sabiendo de tu vida. Y ahora, ahora que estoy desesperada por saber de ti, nada.

Pero de verdad nada. 

Tengo que admitir que te he buscado, te he buscado tanto... pero no soy capaz de perturbarte. Sé que podría escribirte, es tan fácil... Es tan putamente fácil que quizá es eso lo que me detiene. 

O quizá es el miedo a la respuesta, probablemente sea más eso. O mejor dicho, el miedo a un silencio absoluto de tu parte. A chocarme con aquello a lo que siempre he huido, a estrellarme con la realidad de mi absoluta insignificancia y la gran probabilidad del olvido.

Este texto ni sentido tiene, y seguramente tampoco lo vayas a leer. Pero siento algo de consuelo. No te imaginas la cantidad de veces que te apareces en mis sueños, como una especie de enigma que estoy a punto de resolver cada que despierto. Es quizás por eso que ahora me cuesta tanto dormir. Encontrar tu cara de nuevo, con esa tortura de saber que no es la tuya sino sólo un recuerdo. Me destroza. 

Dejo esto acá, a modo de botella en el océano, esperando llegar a tu isla y quizá lograr una respuesta. 

Con amor Me.

...Where stories live. Discover now