Historias NamJin, YoonMin y VKook

El Ceniciento (adaptación YoonMin)

Espero lo disfruten ;3

Hubo una vez, hace mucho, mucho tiempo un joven tan, pero tan apuesto que no hay palabras para describirlo. Se llamaba JiMin.

JiMin era pobre, no tenía padres y vivía con su madrastra, una mujer viuda muy cascarrabias que siempre estaba enfadada, dando órdenes y gritos a todo el mundo. Con la madrastra también vivían sus dos hijas, IU y JiSoo las cuales eran muy feas e insoportables. YoonGi era quien hacía los trabajos más duros de la casa, como por ejemplo limpiar la chimenea cada día, por lo que sus vestidos siempre estaban sucios o manchados de ceniza, por eso las personas del lugar lo llamaban "Ceniciento". El apenas tenía amigos. Solo tenía a dos ratoncitos muy simpáticos que vivían en un agujero de la casa y el los llamaba JungKook y Hoseok, pero de cariño le decían J-hope.

Un buen día, sucedió algo inesperado; el Rey Jin hizo saber a todos los habitantes de la región que invitaba a todas las y los jóvenes a un gran baile que se celebraba en el palacio real. El motivo del baile era encontrar una esposa para el hijo del rey; El príncipe Min YoonGi para casarse con ella o él y convertirla en princesa o príncipe. La noticia llego a los oídos de JiMin y se puso muy contento. Por unos instantes soñó con que sería el, el futuro amor de aquel príncipe. ¡El príncipe! Pero, por desgracia... Las cosas no serían tan fáciles para nuestro querido amigo. La madrastra de cenicienta le dijo en un tono malvado y cruel - Tú "Ceniciento", no irás al baile del príncipe, porque te quedarás aquí en casa fregando el suelo, limpiando el carbón y ceniza de la chimenea y preparando la cena para cuando nosotras volvamos.

JiMin esa noche lloró en su habitación, estaba tan triste y desconsolado porque él no iría al baile y tampoco conocería al príncipe. Al cabo de unos días llegó la esperada fecha: el día del baile en palacio. JiMin veía como sus hermanastras se arreglaban y se intentaban poner guapas y bonitas, pero era imposible, porque eran muy feas de tan malas que eran, aunque sus vestidos eran muy lindos, <Lástima que no contrastan con la cara que se cargan> pensó JiMin.

Al llegar la noche, su madrastra y hermanastras partieron hacia el palacio real, y cenicienta, sola en casa, una vez más se puso a llorar de tristeza. Entre llanto y llanto, dijo en voz alta:

- ¿Por qué tuve que tener tal maltrato de su parte?, ¡esto no es justo! Si tan solo tuviera a alguien que pudiera ayudarme... - decía JiMin con desesperación. De pronto, sucedió algo increíble; se le apareció un ángel, parecido a las hadas madrinas, pero estos ayudaban y cuidaban a los niños desde pequeños. Este era muy bueno y poderoso. Y con voz grave pero muy suave y tierna le dijo a nuestro amigo - No llores más, yo te ayudaré. Mi nombre es TaeHyung. – le sonrió tiernamente, pero esta era una sonrisa diferente. Era una sonrisa amplia y cuadrada como el solo podía hacer.

- ¿De verdad? - dijo un poco incrédulo – pero... ¿cómo vas a ayudarme?, no tengo ningún traje lindo para ir al baile y mis zapatos... ¡están todos rotos!

TaeHyung tomo un trozo de tela y comenzó a envolver a JiMin por partes con ella, en ese momento, el cuerpo de JiMin comenzó a destellar y un maravilloso traje de color blanco brillante apareció en su cuerpo cuando los destellos desaparecieron, así como también unos preciosos zapatos de cuero que aparecieron al mismo tiempo que él traje y un hermoso cabello brillante color plata.

- Ahora ya puedes ir al baile de palacio – le sonrió nuevamente - pero ten en cuenta una cosa muy importante – lo señalo con el dedo índice – tu traje desaparecerá a las 12 en punto y volverá a ser los harapos que llevabas hace un rato. – dijo con un tono serio. JiMin solo asintió con una sonrisa en sus labios, esos labios rosados y carnosos - Hay algo más que debes saber... Delante de la casa te espera un carruaje que te llevará al gran baile en palacio, pero a las 12 de la noche, ¡se transformará en una calabaza!

- Bien - dijo JiMin con una sonrisa más grande que antes - ya soy feliz, solo por poder ir al baile. - estaba apunte de dirigirse a la entrada, cuando se dio cuenta de algo y volteo a ver a su ángel – ¡Pero que hare para mi madrastra y sus hijas no me reconozcan!

- De eso no te preocupes. – le hizo un guiño mientras estaba cruzado de brazos con una sonrisa en su rostro. Orgulloso del resultado de su apariencia. – Ante sus ojos, tú serás un completo extraño – toco su nariz y al momento del toque unas chispas lo iluminaron. – ¡ahora ve! No querrás perderte el baile.

JiMin le sonrió y antes de irse lo abrazo y dijo: - ¡Muchas gracias! – se separó de él y se dirigió a la carrosa mientras se despedía de su bello ángel. Cuando llego al palacio, causo mucha impresión a todos los asistentes, nunca nadie había visto tanta belleza, JiMin estaba realmente hermoso. El príncipe no tardó en darse cuenta de la presencia de ese joven tan apuesto.

En ese momento se dirigió hacia él y le preguntó - ¿Me permitirías bailar contigo esta pieza? – le extendió su mano y volteo a verlo.

A JiMin se le iluminaron los ojos al ver al príncipe frente a él, al salir del trance sacudió un poco su cabeza y tomo su mano con algo de timidez – ¡C-claro que sí...! – dijo algo apenado y con sus mejillas de un tono carmesí. Las hermanastras de "ceniciento" no pudieron reconocerlo, debido a que su ángel TaeHyung lo había dejado irreconocible, incluso se preguntaban quién sería aquel chico tan apuesto. Bailaron durante horas. Todo iba tan bien que aquellos jóvenes perdieron la noción del tiempo, de repente, comenzaron a dar las primeras campanadas para dar las doce y JiMin volteo a ver el reloj - ¡Oh no!, son casi las doce. – dijo sorprendido al príncipe que estaba en sus brazos bailando. El príncipe lo miro algo confuso y JiMin se zafó de su agarre.

– ¡Espera! ¿por qué no te quedas un rato más? – YoonGi trato de detenerlo, pero no pudo.

- Lo lamento, pero tengo que irme. - <Si no lo hago, ¡mi vestido está a punto de convertirse en una ropa sucia, y el carruaje se transformará en una calabaza!>, pensó JiMin saliendo a toda prisa del salón de baile bajó la escalinata hacia la salida de palacio perdiendo en su huida un zapato, el cual fue recogido por el príncipe.

A partir de ese momento, el príncipe ya sabía quién iba a ser el futuro príncipe, el joven que había perdido el zapato - Pero... ¡Demonios! - exclamo el príncipe - si no se ni como se llama, ¡y mucho menos donde vive! – bufo molesto.

Para encontrar al joven apuesto que robo su corazón, el príncipe ideó un plan. Se casaría con aquel que pudiera calzarse el zapato. Envió a sus sirvientes a recorrer todo el reino. Todos los jóvenes, chicos y hombres se probaban el zapato, pero no había ni uno al que pudiera quedarle el zapato.

Al cabo de unas semanas, los sirvientes de palacio llegaron a casa de "Ceniciento". La madrastra llamó a sus feas hijas para que se probasen el zapato, pero evidentemente no pudieron calzar el zapato. Uno de los sirvientes del príncipe vio a JiMin en un rincón de la casa, y exclamo: - ¡Eh!, ¡tú también tienes que probarte el zapato!

La madrastra y sus hijas dijeron - ¡por favor!, ¿cómo quiere usted que él sea aquel chico que busca el príncipe?, él es pobre, ¡siempre está sucio y no fue a la fiesta de palacio! -.

Pero cuando se puso el zapato y le encajo a la perfección, todos los presentes se quedaron de piedra.

- ¡Ooh!, es el ¡el futuro príncipe que acompañe a su majestad! – inmediatamente la llevaron a palacio y a los pocos días se casó con el príncipe, por lo que fue un príncipe adorado por todo el reino a excepción de su madrastra y sus hijas a las que nunca más volvió a ver, vivió feliz en palacio hasta el último de sus días.

FIN

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Esta es la segunda historia, espero y les haya gustado. Cambie muchas cosas y trataré de actualizar las otras historias también, así que no se desesperen por favor.

Los quiero. Recuerden votar y comentar, claro, solo si ustedes quieren.

Byes :3 💖💕