Ahora se creen que les vamos ha ayudar, cuando nosotros necesitamos ayuda de España, nadie vino, nadie nos prestó ayuda, y cuando las tornas cambian, sí se acuerdan de nosotros.
El público aplaudió con tantas ganas que la seguridad tuvo que pedir que bajasen el volumen.
Entonces; Mahiý siguió; señoras y señores, no vamos a enviar ayuda, sino que actuaremos como ellos; reforzaremos nuestra seguridad sacando militares a las calles, colocaremos vallas de 10 metros electrificadas y cerraremos todas las fronteras del norte del país que nos contactan con ellos. Por que, nos han pisoteado y no es justo, ellos ahora ven que somos más ricos, y sí quieren comunicación con nosotros. Estoy segura de que a los españoles no les ha gustado la noticia, ellos dirán que sí mandaron ayuda pero:
Se transmitieron anuncios a todas horas y en todos los canales, se repartieron panfletos, se organizaron eventos a los que solo accedías si llevabas alimentos supuestamente para los africanos, también se recaudó ropa, mantas y zapatos. Ninguna de las cosas anteriormente citadas nos llegó; ni la ropa, ni las mantas ni los zapatos y mucho menos la comida.
Alzó la vista al público y este le contribuyó con aplausos como gesto de aprobación.
Mahiý sonrió, por fin su pueblo estaba orgullosa de ella.
Bajó del escenario con paso firme, se dirigió hacia mí mientras que la esperaba con una sonrisa de oreja a oreja.
Me miró fijamente mientras su cintura chocaba con la mía dijo: ¿Qué tal lo he hecho? Estaba un poco nerviosa, y creo que no se me ha entendido con claridad...
Cariño, ¡lo has hecho genial!-Dije mirándola a los ojos.- Mira, ahí vienen... -Refiriéndome a los fotógrafos y periodistas. La mayoría de los periodistas preguntaron: ¿Cambiarás de idea en cuanto a enviar ayida a España?
La respuesta de Mahiý era clara y concisa; No enviaría ayuda y mucho menos cambiaría su opinión. Pero hubo un periodista que preguntó algo inusual: ¿cambiarán las tornas en cuanto al dinero y al poder?-Mahiý fingió no haberlo oído, pero realmente le dolió, se le veía en la cara.
Salimos del edificio sin mucho problema, solo tuvimos que evitar a unos cuantos fotógrafos pero sin problema. Cojimos el coche y llegamos a casa; un ático pequeño pero impresionantemente útil. Al entrar Mahiý colgó el bolso en el perchero de detrás de la puerta y se fue directa al baño a ducharse y yo en cambio decidí ir a la cocina y preparar la cena. Al terminar llevé la comida a la mesa, me senté en el sillón y encendí el televisor, trás 10 segundos, grité: ¡Mahiý, qué has hecho! ¡Qué está pasando!
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EL ZORRO BLANCO DEL REFUGIO
ActionEntre dos lugares enfrentados: España y África, uno completamente en la ruina, otro, con más fortuna de la que nunca antes nadie podría haber imaginado. Y una mujer, Mahiý, que tiene que enfrentarse a España, con la ayuda de su fiel pareja. Mahiý co...