Las clases de inglés nunca habían sido mi fuerte, simplemente no se me daba la pronunciación la cual es la base para hablar un idioma.
Tomó mi bolso y salgo del aula de clases, me dirijo a la biblioteca de la preparatoria para retirar un libro, es lo que hago semanalmente, no tengo dinero suficiente para comprar libros y aunque trabajo el dinero sólo me da para abastecer un poco la despensa y cumplir algunos caprichos de mi hermano menor.
La bibliotecaria es una mujer mayor de cabello rubio y pómulos elevados, su nombre es Ana y se ha acostumbrado a verme una vez por semana. Me sonríe y le devuelvo el gesto, adentrándome entre los grandes estantes busco un libro que me llame la atención, suelo elegir un libro si me gusta el título, es algo superficial y tonto pues lo que importa es el contenido.
Tomó un libro y lo llevó hasta el escritorio de Anne, ella lo sella en el interior de la portada y busca en la computadora mi datos, anota el título del libro justo debajo de la gran fila de los llevados anteriormente.
Le agradezco al salir, guardo el libro en la mochila y reviso la hora, estoy a tiempo.
Las clases habían acabado como siempre a las once y cuarto, mi hermano Lucas culminaba su jornada escolar a las doce menos un veinte, tenia tiempo de sobra para buscarlo.
Lucas estudiaba en una escuela primaria siete calles al este de mi preparatoria, tenia siete años recién cumplidos y no era la mejor idea que se fuera sólo a casa, a pesar de que vivíamos en un pueblo bastante pequeño y gozabamos de seguridad, seguía pensando que necesitaba de mi compañía para volver a casa.
Al llegar veo a Lucas jugando fútbol con sus amigos, camino hacia el llamándolo pero no me escucha. Me acerco un y tiro de su mochila por detrás.
-¿Qué?-Exclama, esta rojo y sudado.
-Nos vamos- Respondo soltando el agarre.Lucas se despidió y sus amigos le entregaron el balón, que era suyo.
-¿Qué tal te fue hoy? ¿Buen comportamiento?- Le pregunto mientras tomo su mano.
-Si, bueno, lo copie casi todo.
-¿Casi?
-¡La maestra borro el pizarrón muy rápido!-Exclamó mirándome. Siempre era la misma excusa.
Asentí y caminamos en silencio hacia la parada del bus, Lucas no era un mal estudiante, la maestra me había dicho una vez que era muy inteligente, pero muy travieso.
Esperamos unos minutos, al llegar el bus lo abordamos y nos sentamos, el junto a la ventana como siempre.-Diego me invito a su casa-Comento sonriendo- Su mama le dijo que el viernes puedo ir en la tarde a jugar Xbox.
-Bien, veré si puedo llevarte.-Respondí.
La verdad era que Lucas siempre iba a casa de Diego, alrededor de las dos de la tarde cuando salía a trabajar lo dejaba allá, el problema era ir a buscarlo al salir del trabajo, papa no podía hacerlo y mi turno terminaba a las ocho de la noche. Era un poco tarde para ir a buscarlo y me da daba pena con la mama de Diego, pero no podía ir antes, además de que a esa hora no hay buses operando y tenemos que volver a casa caminando.
-Por favor, si no voy me compras un Xbox.-Acotó suplicante.
-Sabes que eso no puede ser, es muy costoso.
Su sonrisa se desvaneció, como siempre que se tocaba el tema, giro su cara hacia la ventana durante el resto del trayecto.
-Quizás debas pedírselo a Santa Claus- Dije tratando de esperanzarlo un poco.