"-Solo me gusta masturbar a YoonGi Hyung."
Donde JiMin creía que sólo quería algo de aquel lindo hyung con el que siempre estaba.
«🪐» Esta historia es completamente mía. No resubir, copiar o adaptar sin permisos.
«🪐» Historia corta.
«🪐» YoonGi...
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JiMin se encontraba sobre su cama, mirando el blanco techo sobre él. ¿Qué pensaba el pequeño rubio? Ni él lo sabía, sólo quería tener a su YoonGi Hyung cerca. Su voz, sus manos, sus labios, su pequeña nariz paseando por su cuello. Sip, sin duda quería tenerlos consigo.
El joven se levantó de la cama con un saltito, se colocó un abrigo de lana color azul pastel y se encaminó a la salida de su apartamento. Llevaba puestos unos shorts de color celeste, su abrigo color pastel y unas zapatilla rojas. Se veía adorable.
Park JiMin, con tan solo dieciséis años ya vivía solo, su madre falleció en un accidente de avión. Este al parecer comenzó a fallar en un punto del vuelo, haciendo que se estrellara contra el mar. Encontraron únicamente cincuenta cuerpos, y la madre del pequeño JiMin era uno de ellos. Y su padre… Bueno, su padre se esfumó cuando su madre murió en aquel accidente, muchos dicen que siguió el mismo destino que su esposa, pues jamás se supo del hombre una vez más.
El pequeño rubio había quedado bajo la custodia de su pobre abuela, la cual simplemente se encargó de cuidarlo durante dos años. Enseñándole lo suficiente como para mantenerse solo. Ella también falleció, hace un año. JiMin aún siente las perdidas de manera dolorosa, sin embargo, con su YoonGi Hyung cerca todo estaba bien.
Conoció a Min en su nueva escuela. Él pertenecía a la facultad que estaba frente a su instituto. Al principio Park pensó que era alguien distante y frío, ya que siempre lo veía caminando con expresión sería y unos audífonos en los oídos.
¡Pero cuán confundido estaba!
Tras algunos problemas por parte del pequeño rubio con unos adolescentes de su grado, y la intervención de YoonGi, ambos se volvieron muy cercanos. Pero eso era historia que no quería recordar en ese momento.
Cuando JiMin ya había caminado gran parte del tramo desde su complejo de apartamentos hasta el de YoonGi, suspiró. ¿Qué le diría esta vez? Sentía que a veces solo era molestia para el mayor, y aunque este le repetía que no era así, JiMin sólo temía lo peor.
Cuando llegó a la casa del pálido, suspiro y tomó valor para tocar el timbre. O eso tenía planeado, hasta que la figura de la señora Min se asomó por la puerta.
— ¡Oh, JiMin, querido! — Exclamó la bella mujer con un tono algo dulce. — ¿vienes en busca de ese vago?
El mencionado asintió, una sonrisa pintada en sus labios rosados y esponjosos. La mujer rió de su propio chiste y le dio permiso al joven adolescente para entrar.
— Hay comida en la nevera y galletas en el horno, por si tienen hambre. Aunque YoonGi tiene el suficiente dinero como para comprar pizza, cariño. Vuelvo mañana, no hagan desorden, ¿si? — Habló la mujer mientras veía el reloj. — Por Buda, llego tarde. Cuídense cariño, e intenta despertar a ese perezoso.
Y tras aquello, la mujer sólo desapareció tras la puerta. JiMin soltó una pequeña risa y miró escaleras arriba. Quería tanto ver a su YoonGi Hyung, que sus pequeños pies se movieron en dirección a la habitación donde había pasado sus días de verano. Con las mejillas arreboladas, llegó al segundo piso, entusiasmado tomó el pomo de la puerta que lo llevaría al cuarto de su mayor.
Se arregló el cabello por última vez y se dispuso a entrar, aunque lo que vio adentro lo dejó pasmado.
— JiMin…
El joven abrió sus ojos a más no poder ante aquella escena tan mórbida.
Su hyung, su querido hyung había gemido su nombre. Su YoonGi Hyung estaba sobre su cama, con sus pantalones y bóxers hasta los tobillos. Tenía su pene erecto en su mano izquierda, sus ojos cerrados y boca entre abierta.
Su precioso YoonGi Hyung estaba masturbandose. ¡Se estaba masturbando pensando en él!
Nota de autora:
Capítulos cortos, así que no esperen mucho, ¿ok? ;).
