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No puedo siquiera pensar en contarles mi historia sin antes presentarme. Soy ____, tengo veintiún años y nací en Neuquén. Actualmente vivo en Buenos Aires con mis hermanos, Santiago y Milena, de veintidós y dieciocho años respectivamente. Llegamos a la ciudad hace realmente pocos días, así que nos estamos acostumbrando poco a poco al cambio, y sobre todo a estar distanciados de nuestros padres, a quienes estamos muy unidos.

Mañana es sábado, lo que significa nuestro primer fin de semana acá, y decidimos salir al boliche para celebrar nuestra llegada y la independencia que vamos a tener a partir de ahora. Por eso mismo mi hermana y yo nos dirigimos ahora a comprar ropa, no teníamos nada en casa que nos convenciera lo suficiente como para usar ese día, así que se nos hizo más fácil salir a comprar algo. Entramos a una tienda porque vi en el expositor una pollera roja abotonada que llamó mi atención, y nada más entrar pude ver a Sofía, una amiga que tenía cuando vivía en Neuquén pero nos distanciamos cuando ella tuvo que mudarse para acá. Me emocionó demasiado el encontrarla, y al parecer le sucedió lo mismo, porque al vernos nos abrazamos. Saludó a mi hermana también con un abrazo antes de que comenzáramos a hablar.

—Boludaaaaa, no lo puedo creer, que lindo volver a verte.

— ¡Qué bueno tenerte acá! ¿Desde cuándo estás en Buenos Aires?

—Llegamos el martes, vine con Mile y Santiago. ¿Te acordas de él?

— ¿Cómo no me voy a acordar de él? Me acuerdo de todos ustedes, los vecinos más lindos que tuve alguna vez, sobre todo Santi, que no por nada me gustó hasta la secundaria.

Después de ese comentario por su parte ninguna de las tres pudo aguantarse la risa, y nos quedamos un rato más hablando sobre los momentos que compartimos cuando éramos unas nenas, y lo que hacíamos actualmente con nuestras vidas, aunque yo ya había visto muchas cosas sobre la suya debido a que estaba en las redes sociales y televisión. Pero justo en una hora ella tenía ensayo, así que intercambiamos números de celular y quedamos en hablarnos en los próximos días. Nos despedimos, y luego de eso volví a concentrarme en lo que me había llevado hasta allí, conseguir ropa para el fin de semana.

Enamorándome de un dementeWhere stories live. Discover now