Única parte.

10.5K 783 390
                                    

Y se va a quemar si sigue ahí, las llamas van al cielo a morir.

Solito en el infierno, en el infierno está atrapado.

Park JiMin bailaba al son de la música mientras se tocaba el pecho con lentitud, suave y relajado, pasando sus dedos por cada centímetro de su torso, bajando por el abdomen hasta llegar a la cintura

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Park JiMin bailaba al son de la música mientras se tocaba el pecho con lentitud, suave y relajado, pasando sus dedos por cada centímetro de su torso, bajando por el abdomen hasta llegar a la cintura.

Sus ojos brillaban contra la luz oscura del local, ahumados y oscuros; los labios carnosos, gruesos, salivados, rojizos mordiéndolos levemente.

Pasó sus dedos por sus cabellos rubios cobrizo, arrastrando la mata hacia detrás, mostrando su frente por escasos segundos, brillante a causa del sudor.

Todos lo miraban, recorriendo sus ojos de arriba abajo, comiéndose su perfecto cuerpo con la mirada, deleitándose con sus muslos gruesos; su camisa ceñida, marcando cada músculo de su torso y sus abdominales bien trabajados.

JiMin no miraba a nadie, simplemente se sumía al son de la música a todo volumen, recordando los pasos, agarrándose bien a la barra de metal y restregándose con lentitud, fingiendo hermosas sonrisas.

En el escenario, siendo devorado por miles de bestias, las luces iluminándole, todos observando como si fuera un pedazo de carne bien cocinado, reluciente y jugoso.

La música acabó, provocando un pequeño galope en el corazón de JiMin, esperanzado porque aquel infierno había acabado por aquel día; porque podría refugiarse en su casa y olvidarse por un momento de que era un prostituto caro explotado.

Bajó con pasos decididos, podría decirse casi corriendo, del escenario el cual se había convertido en la peor de sus pesadillas; un infierno donde ardía en él, solo y desplazado.

Su alma y corazón aún le pertenecía a él.

Cada vez que tenía que satisfacer a alguien por obligación, era en él en quien pensaba.

Park JiMin aún amaba a Min YoonGi con cada latido de su corazón.

Se metió en su cuarto de vestir, aliviado porque su jornada había acabado. Se cambió tan rápido como pudo, quitándose toda aquella ropa ligera y retirando el maquillaje de su cara. Se puso sus pantalones negros ajustados y aquella sudadera azul pastel suave. Se peinó un poco con las manos, convirtiendo de sus cabellos arreglados en una maraña desordenada y tierna a la vez. Aplicó un poco de bálsamo brillante en los labios, agarró su bolsa y salió de allí por la puerta trasera.

Ya salía de aquel lugar. Caminó cabizbajo, tenso y en silencio, con el ruido de sus zapatillas resonar contra la desierta y fría calle.

LITURGIA » Yoonmin OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora