Querido Santa:
La enfermera vino hace poco a ver como estaba, ella es muy amable, me atiende muy bien, y mi nieto de ocho años, Oscar, dice que es muy bonita. Ella dijo que lo mejor era no dormir para que así pueda hacerlo mas a profundidad en la noche.
Te escribo porque Oscar esta solo conmigo en el hospital, su padre, mi hijo, fue a comprar mis medicinas y su madre esta en el trabajo, como siempre.
"Ten abu, vamos a escribirle a Santa ya faltan pocas semanas para navidad" me dijo él, dándome un papel y un lápiz, en efecto, te escribo tres semanas y media antes.
Me parece un poco absurdo hacerlo a mis 89 años de vida (y faltándome tres días para cumplir los 90), pero también sería absurdo NO hacerlo por la misma razón, y quiero disfrutar mis pocas horas de vida en paz a lado de Oscar, porque se que no llegaré a los 90 años.
Me es difícil escribir con el oxígeno en la nariz y el suero en el brazo no dominante, pero se puede, siempre se puede. El aire nublado y frío de las seis de la tarde hace que sienta añoranza, así que aprovecharé para des ahogarlo todo.
He tenido una vida buena, sana, hijos maravillosos y mi amada esposa Vivi y su sonrisa, espero que Dios la tenga en su gloria. Hace dos años que ella se fue, que bueno que la volveré a ver hoy. Ya estoy cansado, ya no tengo otra misión mas que cumplir en esta vida. No se si me habré portado bien este año, quizá esté entre los niños malos que no merecen regalo, he mentido en ocasiones, he sentido enojo en otras, a o largo de mi vida he envidiado a ciertas personas aveces, he pecado de pereza y de avaricia, porque soy humano y tengo mis errores.
Mas nunca le he deseado mal a nadie, no he asesinado, no he torturado a nadie o le he robado, me siento orgulloso de quien soy a pesar de todo, he logrado grandes cosas y he sido bendecido con muchas otras. Y lo agradezco infinitamente.
Admito no haberle dicho la verdad a mi hijo sobre si terminé de comer mi almuerzo varias veces y haber ocultado la culpa de mi nieto sobre haber roto un jarrón que le pertenecía a mi esposa y que mi hijo se lo quedó.
Una vez dicho esto, deseo pedir mis últimos deseos, mis últimos regalos.
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Querido Santa
Short StoryUn anciano de casi 90 años a punto de morir escribe a Santa Claus sus penas y le pide regalos poco convencionales.