CAPÍTULO ÚNICO

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Era un día normal, en una ciudad normal. Donde se encontraba una escuela normal, con docentes normales... O al menos eso se veía a simple vista.

—¿Cuanto es 817272828828*928288282828-8728282828?— Dijo serio, el maestro de matemáticas.

—Yo, yo... No se resolver problemas de cantidades tan exageradas.— Dijo mientras temblaba.

—... ¿Sabes cual es el castigo, no?

—Porfavor profesor, apenas voy en quinto de primaria...

—¡Ya lo se! Esta es una operación básica, debes de saber la respuesta.

—No, lo siento.

—Bueno.

El profesor sacó su regla y con ella pegó la palma de su mano.

—¡Porfavor profesor! ¡No lo haga! ¡Estudiare mas!— Dijo mientras sacaba una pequeña lágrima.

—Es tu obligación estudiar, la mía es educarlos.

Tomó el brazo del niño y lo golpeó com aquel objeto.
Todos los chicos decidieron no mirar lo que estaba pasando, se concentraban en resolver correctamente su libro, si Baldi los veía sin hacer nada, les hacia ese tipo de preguntas, esas operaciones "básicas" que cualquier estudiante promedio debe resolver.
Sonó la campana anunciando el receso, todos salieron, Baldi se sentó en el lugar de siempre, comía en una mesa algo alejada de los alumnos, el Principal se encontraba cuidando a Playtime, miró a Baldi y la niña le preguntó.

—¿Porque no se sienta con nosotros?

—Es un tipo muy solitario.— Dijo serio.

—¿Porque no le hablas? A lo mejor se siente solo.

—Mira, las personas solitarias no les gusta la presencia de otras personas, les gusta estar solos. Por algo se llaman solitarias.

—Oh, le diré que vayamos a jugar.

—No.

La detuvo sosteniéndola de un brazo.

—¿Porque? Entonces ve tu. Ya que tu te empeñas casi todo el tiempo en ver  documentos.

—...— Suspiró. —Se que cuando se te mete una idea a la cabeza no descansas hasta que se cumpla, así que iré ¿Vale? Además, no te pongas pesada con eso... Prometiste no decir nada.

—Wiii... Vale, desde ahora no hablaré de eso.— Sonrió.

El Principal fue hacia el maestro y después se sentó a su lado.

—Hola, Baldi.

—Hola, ¿Que lo trae por aquí?

—Pues, Playtime tuvo algunas inquietudes al verlo solo. Así que decidió que lo acompañara a comer.— Sonrió amablemente.

—... Vale, no tengo ningún problema.— Sonrió.

El Principal nunca lo había visto sonreír en los dos años que trabajaba con él, al menos no con sinceridad. Ya que la sonrisa que enseñaba a los alumnos se veía que era falsa, él lo presentía, lo conocía bastante bien. Sonará algo mal, pero Principal investigaba un poco a Baldi, logró hablar con él por algunos días, después no volvieron a hablarse, hasta ahora.

—¿Que has hecho estos últimos días?— Preguntó El Principal.

—Pues, sólo ecuaciones y cosas así, típicas de un profesor de matemáticas.

—Oh, ya veo. ¿No quieres salir el sábado?

—¿A donde?

—Ya sabes, a pasar el día.

DÉJATE QUERER (BALDIXPRINCIPAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora