Jueves, 4 de Mayo de 2017

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''Por muy bueno que estés, no voy a caer.''



Zoe 


Estamos bien, hoy entro a las 11 ya las 8 de la tarde ya estoy fuera, Descansando de 2 del mediodia a las 4. Estamos bien no, estamos de puta madre. A parte, que por la tarde me voy a tirar las 3 horas en mcauto que no viene ni un alma a esas horas y enseñando a un chico nuevo, que sinceramente espero que no sea el chuloplayas, nada mas me faltaba tener que enseñarle yo con la poca paciencia que tengo.


Durante la mañana no hago mas que rascarme el higo y hacer el gilipollas con Hugo, uno de los chicos con el que mejor me llevo y del que lleva más años trabajando aquí. Él esta incluso más quemado que yo de estar aquí, y se cachondea de todo el mundo, clientes, encargados, clientes... pero trabaja bien, así que se lo puede permitir, por eso me llevo tan bien con él, porque esta tan mal de la cabeza como yo.


Tenemos un secreto, y es que él esta pillado por Marta, mi mejor amiga aquí. Una chica preciosa, pelo ondulado, blanca y con pequeñas pecas, casi pelirroja y ojos azules. Le tengo bastante envidia aunque sana. Somos los tres mosqueteros, uña y carne, culo y mierda.


Gracias a compartir el turno con Hugo que tiene el mismo horario que yo y él formará a otro de los chicos nuevos de hoy, la mañana se me pasa volando y cuando nos damos cuenta ya son las dos del mediodía. Me acerco a la caja y apunto en la pantalla el menú que voy a coger. Nuggets, patatas deluxe y un agua. Sí, agua. No por nada personal... pero los que trabajamos aquí dentro sabemos de ante mano que las bebidas con gas son mas preocupantes que la comida, cosa que la gente piensa que es al revés.


—Eh, Zoe— escucho como Hugo me llama por lo bajo desde atrás, me giro ya con mi comida en la bandeja y me lo encuentro en el punto muerto de las cámaras levantando la tapa de su caja de nuggets en la que está llena de McBites y alitas de pollo.


—Que cabrón.— Habréis deducido que no nos dejan comer de eso porque practicamente no entra en un menú, son complementos. Pero Hugo se repatea esas normas como quiere. Me aguanto la risa hasta que salimos—. Eres un mamón. — Me río y nos sentamos en la mesa de siempre.


—Espera, que hay más—. Se mete las manos en los bolsillos y comienza a sacar actimeles, danoninos, bolsas con nuggets, incluso saca cinco putas hamburguesas de un euro.


—No es real—. Me río a carcajadas junto a él—. Que es eso, ¿una puerta ancestral a Narnia o que?


—Más o menos.


Estamos durante las dos horas de descanso entre risas, bromas, golpes, incluso me ha dejado conducir su coche nuevo alrededor del restaurante. Suerte que es un polígono industrial que no pasa ni Peter por aquí, pero eso no quitó el hecho que temblara como una gelatina. Pero oye, que ni tan mal.


Una vez entramos en el restaurante cuando solo faltan cinco minutos para nuestro nuevo turno, ahí me lo encuentro. El chico que quería pero no quería conocer. Paso por alto el otro chaval que hay ha su lado con pintas de panoli, tiene un aire a Harry Potter, pero en feo. El chulo playas se me queda mirando, y esa sonrisa que me puso el primer día al primer contacto ya no se la he vuelto a ver. ¿Que coño le pasa a este gilipollas?

Lost. | noah centineoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora