Prólogo

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—¡Eres un imbécil, Aiden Michael Redd!-le grité, mientras que le lanzaba la libreta a la cara. Él la esquivó agachándose.
—¿Yo soy el imbécil? ¡Eres tú quien no quiere escucharme!-me contestó, gritándome el doble de alto que yo.
—¡Estoy harta de tener que ser yo la que se calla cuando tú me das la vara!-rugí, empujando la silla al suelo con tal brusquedad que en un principio pensé que la había roto. Me llevé las manos a la cabeza y gruñí, y le eché la última mirada amenazante antes de irme con un portazo.

Él, sin embargo, no parecía haber terminado con sus estupideces, me siguió y me cogió del brazo para que me diera la vuelta.

—¡Suéltame, joder!-le espeté, apartando bruscamente el brazo.
Aiden era mucho más fuerte y más rápido que yo. Había cambiado mucho en los dos últimos años. Y con mucho me refiero a que Aiden ya no era él. Al menos no en este momento, ni en las demás discusiones de días anteriores.

Por no decir que esos días eran en realidad semanas.

—No sé qué coño te pasa, Sophie.
—¿Que no sabes lo que me pasa? Además de idiota, al parecer eres ciego. O también crees que soy tonta.
—Dímelo de una vez, ¿quieres?

Me reí, pero hasta mi propio aliento me sabía a veneno.
—Cómo te gusta hacerte el gilipollas. ¿O es que tengo que recordarte lo mucho que te gusta liarte con otras a mis espaldas?

HOSTAGE (Surrender - Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora