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Hace mucho tiempo en un poblado de montañas, vivía un joven pelinegro de piel blanquecina con unos bellos ojos felinos, cuya familia pertenecía a un clan muy poderoso del lugar, cansado de las muertes y las peleas entre clanes, decidió ingresar a un monasterio para obtener paz en su vida que mucha falta le hacía.

El monasterio fue construido en un lugar remoto en un valle entre dos montañas, un lugar tranquilo ideal para los retiros espirituales, el monasterio era un edificio imponente, construido con piedras, en el centro tenía una gran torre principal de grandes dimensiones, a sus lados dos torres más pequeñas, desde allí su podían divisar desde lejos las llegadas de los visitantes, a la vera crecía un gran lago, con un canal que pasaba por el patio del monasterio.

El lugar estaba rodeado de hermosos árboles de quebrachos, ciprés, roble y fresnos donde albergaba infinidades de pájaros de todos los colores y tamaños, los animales silvestres jugaban y crecían dentro de estos bosques arbolados, temerosos de las presencias de los humanos se escondían ante la presencia de uno.

En el monasterio reinaba la paz, eso que tanto anhelaba y deseaba el joven, fue su principal atractivo para elegir convenirse en monje y pedir perdón por todos sus pecados, dejando de lado la vida de guerrero y riquezas, lejos quedaron las noches de celebraciones y las mujeres hermosas.

El monasterio lo acepto como monje, el joven se comprometió a cambiar su vida, pidiendo perdón a todos los santos por las cosas malas que había hecho, era tanto su penar que se pasaba el día pidiendo perdón.

Una mañana paseaba por el patio del imponente monasterio, de repente escucho una pequeña voz que lo llamaba, el joven giro su cabeza pero no vio nada, nuevamente la voz volvió a hablar, ¡aquí dentro del agua! dijo un hermoso chico de cabellos dorados, hacia señas para que se acercara, el joven camino hasta la vera del lago y observo a un bello y diminuto tritón.

El joven se preguntaba porque el espíritu del agua lo llamaba, el chico tenía una mirada muy intimidante, unos hermosos ojos celestes, resaltaba entre sus cabellos dorados, sus labios rojos color rubí, su piel era hermosa color dorado, brillaba en el agua como si fuera destellos de rayos de sol.

Al acercarse el joven vio que no se trataba específicamente de un chico sino de un bello tritón, magnificado por aquella belleza comenzaron a hablar, el bello tritón consulto porque se pasaba todo el día pidiendo perdón, el joven quiso esquivar la pregunta, pero el bello tritón insistió, al joven no le quedó otra que contar, todos los errores cometidos, los abusos que hizo producto de su posición en el clan, los excesos con las mujeres, las noches y las fiestas, el espíritu escuchaba atentamente lo que el joven relataba.

La hermoso tritón observo al joven desde el primer día de su llegada, llamaba su atención la edad del muchacho, era muy joven para estar en el monasterio, el se sintió atraído por el desde el primer momento en que lo vio, el pequeño de cabellos dorados consideraba que el joven era muy apuesto y quería tenerlo para el, estos pequeños espíritus tienen la naturaleza de ser muy caprichosos cuando se enamoran.

Los días fueron pasando, cada día que pasaba el diminuto tritón se enamoraba más del joven, un día no aguanto más y confeso su amor al joven monje, el joven conocía los encantos de estas hadas, sabía que si se negaba rotundamente esta podía castigar con algún hechizo, muy sutilmente se negó diciendo que él no podía vivir bajo del agua y el fuera de él, que su unión era casi imposible, además él estaba comprometido con los botos del monasterio.

Los días, las semanas y hasta meses pasaban y el hermoso tritón no podía convencer al joven que correspondiera su amor, el comprendió las palabras del monjes, en el fondo sabía que tenía razón, el no podría vivir en la tierra y él no podría vivir bajo el agua, pero su amor era muy caprichoso, el se sentía muy triste, no aguanto más y comenzó a llorar.

Lloraba día y noche por el amor no correspondido, su dolor era muy grande, ni el podía creer como se fue a enamorar de esa manera del joven monje, su corazón se despedazo de tristeza y de amor.

El pequeño tritón se despidió del joven llorando, a medida que se retiraba por las aguas del lago las lágrimas que rodaban por sus mejillas iban a parar a las profundidades convertidas en preciosas piedras celestes del color de sus ojos, quedaron desparramadas por los ríos, riachos, lagos hasta llegar al mar, lágrimas convertidas en piedras preciosas para recordar que una vez amo con todo su corazón.

Aquellos que navegan las aguas y encuentran estas piedras preciosas, perciben como un mágico sueño los días de lágrimas de la sirena, que una vez lloro por amor.

Lágrimas de un tritón. Y.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora