El día de hoy he despertado gracias al sonido de mi alarma, ¡Por Dios! Quién es tan inhumano para hacerme despertar a esta hora, no estoy acostumbrada a iniciar mi día a las 5:30 hrs. Normalmente cuando iba en la secundaria mis mañanas comenzaban a las 9:00 hrs, extrañaré mucho a mis amigos, aún no puedo creer que estoy a muy poco tiempo de pisar mi nueva escuela, un nuevo año me espera en el bachillerato, me encuentro realmente emocionada.Mi padre a entrado a mi habitación para recordarme que tengo que salir de mis cobijas si quiero llegar a tiempo a mi primer día de clases, inmediatamente que salió di un salto fuera de mi cama y corrí a mi armario para sacar mi uniforme nuevo que mis padres me habían comprado.
-Un nuevo uniforme, que bien, al fin no estaré obligada a utilizar las faldas estorbosas- dije para mí misma.
En cuanto terminé de vestirme, salí de mi habitación con rumbo hacia el comedor para desayunar, para entonces ya eran las 6:00 hrs.
-¡Buenos días papi!- exclamé
-¡Buenos días hija!- me dijo con esa ternura con la que siempre me habla.
-¿Qué tienes para desayunar?.
-Te preparé mi especialidad, un rico plato de cereal con un toque de leche- dijo burlonamente.
-¡Ay papá!- dije entre risas.Después de haber desayunado, el reloj marcaba las 6:30 hrs, estaba más que lista para salir de mi casa. Fui a lavarme los dientes, recogí mis llaves y salí en directo al carro donde mi papá ya me estaba esperando.
-¿Héctor no va a venir?- Héctor es mi hermano mayor, el es un poco más moreno que yo con el cabello castaño oscuro y unos ojos grandes, característica de nuestra familia.
-Si, dijo que en un momento baja.
-Ojalá que se apure, no quiero llegar tarde a mi primer día de escuela.De pronto apresuradamente apareció Héctor, con su mochila sobre uno de sus hombros y en el otro un portafolio de trabajo. Había olvidado mencionar que mi hermano trabajaba como docente en una escuela particular donde curiosamente también trabajaba mi mamá.
-¡Vámonos padre!- exclamó mientras se metía al coche.
-Ya era hora-le comentéArrancamos rumbo a su trabajo ya que estaba demasiado cerca de nuestra casa, después de dejarlo ahora nos dirigimos con destino a mi nueva escuela. En mi cabeza solo podía pensar ¿Me gustará? ¿Haré amigos? ¿Me gustará mi carrera? ¿Mis maestros serán buenos?. Miles y miles de preguntas se apoderaban de mi cabeza haciendo que no escuchará lo que me decía mi papá. De pronto una pregunta que me dijo hizo que reaccionara.
-¿Estás nerviosa?- preguntó.
-Ahh...si un poco- dije reaccionando.
-Todo estará bien, ya lo verás- dijo mientras me veía.
-Gracias papá- contesté.No tardamos mucho en llegar a la escuela, realmente fue muy poco el tiempo ya que no quedaba tan lejos de mi hogar. Mi padre me acompañó hasta la entrada y vio como poco a poco su pequeña iba alejándose.
Afuera del que sería mi nuevo salón había muchos alumnos esperando también para entrar. Sentía muchos nervios de hablar con alguien, nunca he sido buena para hablar con las demás personas, algunos de ellos parecían ya conocerse y yo me aislaba de todos.La maestra llegó y todos entramos al salón, yo me senté hasta el frente porque siempre me ha gustado sentarme ahí, aún lado de mí se sentó una chica morenita, de cabello negro y rizado, con unos lentes que hacían parecer sus ojos más pequeños de lo que eran.
-Hola- me dijo mientras me volteó a ver.
-Hola- correspondí a su saludo
-Mi nombre es Mónica ¿Y el tuyo?-preguntó
-Yo soy...-La maestra me interrumpió iniciando con la clase.Ese día seguí hablando con Mónica, parece ser una chica muy buena onda, es mas pequeña que yo y me da ternura, espero que seamos grandes amigas a lo largo de la estancia en la escuela.
-Tres meses después-
La escuela ha sido como ya la imaginaba, Mónica y yo nos hicimos grandes amigas, somos inseparables, conocimos a otro compañero que también se suele juntar con nosotras, su nombre es Alejandro pero le decimos "Cofi" de cariño, no hemos hecho tantos amigos pero realmente no nos importa eso.
Un día uno de mis amigos de la secundaria me mandó mensaje, secretamente puedo decir que siempre me gustó, desde que me encontraba en segundo de secundaria tenía algo que me atraía, no podía dejar de pensar en él y el día que me habló fue el más feliz de mi vida.
Hablábamos día y noche, cada día me gustaba más hasta que un día me pidió ser su novia. ¡Se imaginan la emoción que sentí! Después de años tratando algo con él, al fin me estaba pidiendo una oportunidad, no dudé ni dos segundos en decirle que sí.Pasó el tiempo y realmente lo quería, pero nunca lo pude ver más que dos veces en vacaciones, esto se debía a que mi mamá no me dejaba tener novio, entonces, una relación a escondidas no le parecía mucho (y con justa razón), todavía recuerdo la fecha, el día 6 de enero me terminó, le lloré...si, pero no entendía sus razón de que me dejara.
Me costará superarlo pero no creo que sea imposible.
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El cristal de sus ojos
Teen FictionÉl. Tan lindo y serio, no suele demostrar sus sentimientos a los demás pero, sin embargo, en sus ojos pareciera que detrás de ese par de cristales se encuentra una alma perdida en el centro de ella misma, bondadosa, amorosa y llena de amor con la es...