Era Diciembre y Alonso había salido de trabajar, esperaba a su novio Jos alrededor de 30 minutos, el pelinegro se había retrasado y Alonso no estaba para nada feliz, podría decirse que le gustaba la puntualidad y Jos jamás había llegado tarde, ya que prefiere evitar el drama de su pequeño novio, esa era su dinámica desde que empezaron su noviazgo hace 5 años, y no es por presumir, claro que no.
Bueno, sí, lo hacía.
Pasaban los minutos y Alonso se repetía que esta vez, Jos no se escapará de un gran sermón por su tardanza. Después de 10 minutos Alonso empieza a preocuparse y siente un nudo en el estómago, estaba preocupado, por supuesto que si, ¿porque su novio tardaría tanto? ¿estará bien?. Maldiciendo toma un respiro, tratando de calmarse, Jos llegará, se repite. Cuando está a punto de colapsar y llamarlo, un pitido que conoce bien hace que suelte todo el el aire que no sabía que estaba conteniendo. Alivio, eso sentía.
Jos se quita el casco de la cabeza, sacudiendo su cabello y tratando de acomodarlo, fracasando en el intento obviamente, debido al viento. Alonso lo miró y joder, siempre pensó que Jos debió seguir con su carrera de modelaje, porque ante sus ojos siempre ha sido la persona más hermosa del mundo. Mordiéndose el labio para no mostrar la sonrisa que amenazaba con salir, se dirige a él con intenciones de regañarlo, por preocuparlo y por su falta de impuntualidad.
— ¿Porque rayos tardaste José Miguel Canela Rivera?. — es lo primero que sale de su boca una vez que está frente a frente con su novio.
Definitivamente debió abrazar al pelinegro en vez de preguntar por su tardanza, cosa que al final, lo hace. Jos lo recibe con los brazos abiertos y le da un beso en la frente.Al separarse del abrazo, Jos observa sus facciones y nota cómo la nariz de Alonso se encuentra arrugada y con el ceño fruncido junto con el pequeño puchero logrando que su corazón se haga pequeño con fuerza. Alonso se ve tierno enojado. No sabía que eso era posible.
— Disculpa por la tardanza bonito—se disculpó— pero hubo un accidente de automóviles, ya sabes que en Diciembre, con la nieve y lluvia provoca este tipo de cosas, tome el camino largo y por eso mi tardanza.— finaliza dándole un beso a ese puchero que su novio todavía mantenía, ansiaba besarlo hacerlo desde que lo vio.
Alonso suspiró, relajándose.
Si bien odiaba la impuntualidad, la seguridad de su novio era lo primordial.
— lo siento mucho, estaba preocupado.—le da otro beso de pico.— pero me alegra que estes bien, mi amor. Pero pudiste haber mandado un mensaje.No puede evitar recalcar.
— Lo hice, de hecho me sorprendió que no contestaras ya que te había escrito un mensaje lindo y especial. —su voz salió con decepción pero por fortuna o desgracia, Alonso no notó.
El susodicho alza las cejas, confundido. — ¿ah? - Logra decir. Empieza a revisar sus bolsillos del pantalón y no hay nada, de pronto recuerda que dejo su celular en el departamento de ambos. Sí, ellos viven juntos, después de todo, ¿que esperaban después de 5 años de noviazgo? ¿eh?.
En fin, el dichoso aparato se encontraba en casa. Se sintió avergonzado. Jos se dio cuenta de ello y se empezó a reír. Logrando que el pequeño se pusiera indignado. — ¡no te burles, te juro que no me di cuenta!.- chilló en queja junto con un puchero.
Jos cesó su risa.— Qué pasó por aquella cabecita para que se te olvidara el celular. ¿Mmh?
Lo dicho contenía cierto tono pícaro haciendo que el más pequeño se le erizara la piel debido al frío y al recuerdo en la mañana de ambos, juntos. Se sonrojó ante el recuerdo. Jos se dio cuenta y le sonrió de forma amorosa, esa mirada hacia qué a Alonso le aceleraba su corazón.
— ¿te parece ir a casa y ver un maratón en Netflix?—
Alonso asintió con euforia, sería el fin de semana Perfecto. —muy bien, andando.