Juro que algún día de estos tiraré mi viejo portátil por la ventana, no sin antes pulverizarlo con el bate de béisbol del tío Mich. Aquel bate viejo lleno de polvo que está en la caseta de herramientas de su casa, el que usa cuando los perros empiezan a ladrar a todo aquel que camine en la acera de su hogar.
Dejando bates de béisbol aparte, tengo que terminar el trabajo de ciencias y el cachivache que me vendieron con el nombre de Ordenador Portátil no ayuda.
Ni los nuevos vecinos.
Nuestra antigua vecina, la Señora Herminia, estaba muy, pero que muy sorda; a las dos antes del mediodía trágicamente empezaba su telenovela y, bueno, no me dejaba dormir, ni a mi ni a nadie de la manzana probablemente.
El caso es que la semana pasada su nieto paso de visita y le ofreció ir a vivir a su casa, (ejem él se refería al centro de jubilados ejem) ella aceptó y, bum, su familia vendió su casa en un abrir y cerrar de ojos. ¿Que como lo sé? La peluquería puede llegar a ser mas interesante que leer revistas del corazón.
Los nuevos vecinos son tan patosos como sorda es la Señora Herminia, con eso ya digo todo.
Bien, a la mierda el trabajo, le pediré al nuevo que le ponga mi nombre también al suyo y punto. Todo lo que yo pregunto me contesta o obedece, es como un perro de concurso.
Eso se lo debo a la mejor amiga de mi melliza, "la fabulosa Jenn", como se hace llamar.
Resulta que Jenn y Steph, mi hermana, eran mejores amigas desde que tengo memoria. La familia de Jenn encontró un buen trabajo por ahí y desde entonces ella ha sido, bueno, "Jennista", como comprarse un nuevo par de zapatos de Prada cada vez que sus tacones pisen algún papel del suelo o que su largo pelo rubio sufra cada vez que jugabamos al baloncesto.
— Kath, se buena hermana y acompañame a darles esto a los vecinos - Steph entro por la puerta con cara de cachorrito. La miré mal. - No será para tanto solo ve de brazos cruzados y el ceño fruncido, lo de siempre, y no nos molestaran por bastante tiempo. -
— No.
— Sí.
— No.
— Como quieras. Oh, y Jenn se va a quedar a dormir, así que NO BROMAS, ¿Esta claro?
— Sí mamá. - Puedo afirmar que rodó los ojos, es como su signo de identidad. - Cierra la puerta. -
Dicho esto, se marcho.
Paz y tranquilidad. Aunque no durará mucho, en cualquier momento la chillona de Jenn entrara por la puerta de nuestra morada y, ew.
Cogí mi iPod y puse a Canterbury, para luego caer en los brazos de morfeo...
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Hooooola ositos de goma, se que es un poco corto, pero en nada empezaré a escribir el siguiente capítulo.
Jenn va a llegar a ser muy irritante, sobretodo hablando de los nuevos vecinos.
besusssss y abrasussss