Repugnante

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Como cada fin de semana, Fry se encontraba en clases de ballet, estirando sus piernas, dando saltos y odiando a su compañera de clase Jani. El padre de Jani y la madre de Fry se habían vuelto novios y hace poco se habían mudado juntos.

Fry aborrecía la idea de que Jani fuera su hermanastra, la odiaba más que a nada en su corta vida, porque sentía que había algo malo en ella: Las miradas que le dirigía, las sonrisas maliciosas que soltaba cuando estaban cerca, el tonito retador con el que le hablaba...todo eso -y más aún con ella en su casa- le hacían sentir un enorme enojo.

Tan pronto como acabaron sus clases, sus padres fueron a recogerlos y al llegar a casa tuvieron una cena familiar, en la que Fry sólo se limitó a dirigir miradas de odio a los nuevos integrantes de su familia.

-Bebé, ¿quieres contarle a tu padre aquella vez en la que participaste en un concurso de ballet y ganaste? -le preguntó su madre, notando que su hijo no se encontraba muy a gusto.

-Pftt, me metí a un concurso de ballet- el chico dirigió su mirada hacia su atento padrastro- y gané- sonrió sin ganas y continuó con su cena.

La madre lo miró con tristeza y su padrastro frunció el ceño con molestia. Jani se limitó a sonreírle con un brillo en sus ojos, y una mirada coqueta.

Al terminar la cena, Fry se dirigió a su habitación, y como cada noche, se dispuso a pintar en su cuaderno de dibujos y a soportar la asquerosa presencia de su hermanastra por unas cuantas horas, hasta que se cansara de ser ignorada y se fuera. Sin embargo, esa noche había algo peculiar con ella, pues lucía más delgada, más bonita, más... ¿misteriosa? Ante sus ojos siempre había sido la compañera-hermanastra fastidiosa y extraña que jamás había conocido, pero ahora su presencia le llenaba de temor y nerviosismo, y la belleza que "nunca" había notado la hacía imposible de ignorar.

La observó una vez más y notó que sus ojos negros brillaban, como dos hermosas estrellas en el cielo, que su cabello lucía más abundante que antes y que estaba más alta. "No, no puede ser que nunca haya notado eso, en verdad parece ser otra" pensó, mirándola y acercándosele, sintiendo que su corazón latía fuerte.

-¿Te gusta cómo luzco hoy, Fry?- le preguntó, cruzó las piernas y dio dos golpecitos suaves a la cama, insinuando que se sentara a su lado.

-Hoy... -tragó saliva- luces bastante bien.

Se sentó a su lado y la miró fijamente a los ojos. El temor que sentía comenzó a crecer poco a poco, al mismo tiempo en el que se perdía en esa mirada tan profunda e hinoptizante. Comenzó a sudar y a temblar ante el frío tacto de la mano de ella con la suya, sus rostros se estaban aproximando poco a poco, hasta que Jani llegó a su oído y le susurró:

-¿Puedes ser un chico repugnante?

En ese momento, Fry reaccionó apartando su rostro del de ella bruscamente y la empujó con todas sus fuerzas, tirándola al suelo. Notó que su respiración estaba acelerada y que el temblor de su cuerpo había aumentado hasta el punto de ser incontrolable.

-Te he preguntado algo- se levantó, se le paró en frente y ladeó su cabeza de un lado a otro- tch, tirarme al suelo no es una forma de responder.

-Lárgate de mi habitación- con trabajo le respondió- vete...ya.

Jani limpió el sudor de su frente, sintiendo el temor de Fry y acariciando su cabello.

Fry se sintió enfermo, la vista se le nubló por un momento, talló sus ojos intentando aclarar su vista y al abrirlos se vio envuelto en penumbras, con sólo la oscura silueta de su hermana sentada a su lado. Respingó con sorpresa y se alejó de ella, entonces Jani lo tomó por el brazo y sus ojos resaltaron de su oscura silueta, y le miraron una vez más, hasta hacerlo viajar en pensamientos confusos y repugnantes de su familia.

Mórbidas escenas corrieron en su cabeza durante el instante en el que ella lo miró, invadiéndolo de un oscuro deseo que le hizo sonreír con la misma malicia con la que ella le sonreía todos los días.

Ella lo dejó de mirar fijamente, hasta que estuvo completamente segura de que había logrado su cometido, tomó nuevamente su mano y le susurró nuevamente:

-¿Puedes ser un chico repugnante?

Intentando ganarle a esos salvajes impulsos con los que ella lo había llenado, Fry nuevamente la empujó y huyó de allí, confundido y alterado.

"¿Qué diablos ha sucedido?", se preguntó intentando sacar esas imágenes de su cabeza, se dirigió a la cocina evitando hablar con sus padres que se encontraban cerca en el comedor, y, para pasarse el susto y olvidarse de todo, se volvió a preparar comida.

Tomó un pan y lo cortó por la mitad, sacó la carne de cerdo del refrigerador, tomó un maso y golpeó la carne cruda que cocinaría, pero la sintió tan dura que la golpeó sin cesar hasta el cansancio. Después, la cortó en pedazos y la frió. Se sentía tan cansado al terminar de preparar su comida, que simplemente se durmió sobre la mesa del comedor poco después de comer.

Al amanecer, despertó y sintió sus manos sucias y un fuerte olor a sangre. Se asustó al ver sus manos manchadas de ese líquido rojo y vio el suelo lleno de sangre y un camino del mismo que se dirigía a la cocina. Con toda la valentía que pudo juntar, lo siguió lleno de miedo y sudando frío.

Al llegar a la cocina, un escalofrío recorrió todo su cuerpo al encontrar los cuerpos de su madre y padrastro en el suelo, que habían sido asesinados brutalmente por él mismo la noche anterior. Sintió náuseas, asco, quiso correr de aquella hórrida escena, pero su hermanastra, aún siendo una especie de silueta, lo detuvo y con un tono burlón, le dijo:

-¿Lo ves? ¡Te has convertido en un chico repugnante!

¿Puedes Ser Un Chico Repugnante?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora