Muchas veces he estado sola, tan sola que ni yo misma he estado conmigo. Me he perdido tan solo en recuerdos y he olvidado que sigo viva, me he olvidado de vivir.
Muchas veces he estado sola, la mayoría de esas veces sólo lo he estado en mi mente, la minoría de esas veces fui yo quien lo decidió. Al final no importa si estás solo o no, tan solo importa la manera en la que te sientas, se puede estar en una multitud de personas y al mismo tiempo sentir no estar con nadie, al igual que estar solo en una habitación y sentir que tienes personas que siempre te acompañan, la soledad es tan solo un sentimiento, no una realidad.
Siempre me he quedado pensando cómo aveces dependemos de la aprobación de alguien más, para saber si hemos hecho algo bien o no, como si estuviéramos en un show de talentos y necesitáramos la aprobación de un jurado para pasar a la siguiente ronda. Al final podríamos relacionar nuestros actos con un show de talentos, pero con tan solo un jurado, uno mismo.
Mi vida se basaba en contradecir mis propios pensamientos, en saber que la derecha era el camino correcto, más sin embargo, irme por el izquierdo. Aveces pasaba por mi mente la idea de que algunos momentos de mi vida han sido tristes, sin pensar en aquellas personas que a pesar de estar experimentando situaciones mucho peores, sufrían menos que yo. Pero a pesar de eso sé, que no hay herida que duela más que otra, todo depende de quién sea el herido, y cuál sea su capacidad de aguantar y su enfoque en seguir adelante, pero yo solo me enfocaba en que mis heridas me dolían, olvidándome de que eso es la vida, dolor.
Todas las cosas que pasaban a mi alrededor me provocaban pensamientos, solía crear mis propias versiones de las historias, solía sacar mi propia conclusión de todo. Veía cosas sencillas que solían conmoverme, bellos paisajes que mirarlos me hacían llorar, me inundaba de deseo que alguien viviera junto a mi ese sentimiento, pero hubo un tiempo en el que esos momentos que me hacían feliz, solo me provocaban tristeza, tristeza al saber que no tenía a nadie a quien contarle de mi emoción, nadie a quien contarle lo bello o lo malo que fue mi día, nadie a quien le importara.