Acabo de llegar a casa y ya son las dos de la mañana. Me pesan los pies hasta tal punto que es complicado caminar y solo deseo llegar al fin a mi cama para dormir. Siento una gran presión en la cabeza a causa del alcohol y creo que lo más sensato ahora sería tomarme un ibuprofeno y esperar a sus efectos antes de desfayecer.
No debería haber ido a esa fiesta, pero Emily quería que fuera con ella, y cuando ella quiere algo se pone muy pesada.
Chantaje emocional, ¿qué quieres que te diga?
"Vamos Kate. Cuando esté borracha y me desmaye en medio de la calle, donde cualquiera pueda violarme o matarme, será tu culpa. Tendrás que vivir con ello. Mi alma irá a visitarte cada noche para recordártelo." Eso me dijo. Tuve que callarme y aceptar. La próxima vez dejaré que le violen.
No me malinterpretéis, la aprecio mucho. Y las fiestas siempre están bien, excepto cuando es domingo y no te apetece por nada del mundo salir. No tenía ganas de fiesta; por desgracia, ahí es donde Emily discrepa. Ella decía que tengo que emborracharme, disfrutar, flirtear un poco y aprovechar mi adolescencia, solo porque es lo que hacen todos. Pero no cuela, la conozco bien. Jake había montado la fiesta, y ella solo quería ligar con él. Y no le culpo; digamos que Jake es como la droga, adictiva pero peligrosa. ¿Y a qué adolescente de 17 años no le gusta esa combinación?
Jake es el típico niñato que va siempre en chupa de cuero y moto. Mucho músculo, y poco cerebro; o eso me gustaría, porque a parte de estar bueno, saca las mejores notas. Aún así, es sociable y hace todo lo que quiere. Pelo negro, ojos verdes y cara cuadrada. Vamos, perfecto. Si no fuera porque es un completo imbécil, claro.
Al final él le ha llevado a casa y yo no he servido para nada. Me he tomado un par de cervezas y he estado prácticamente toda la noche sentada sin moverme, observando como todos se emborrachaban y hacían el ridículo, preguntándome cómo será el mundo del futuro con esto imbéciles en él. Se me han acercado un par de chicos, como siempre, pero los he rechazado a todos. Después de todo, me he cansado y he vuelto a casa.
Casi no he bebido, pero aquí estoy. Cansada, con migraña y esperando a mañana para echarle la bronca del siglo a la que se hace llamar mi mejor amiga.
···
Cierro la gran puerta de madera con cuidado y dejo las llaves de casa y del coche en el bol de la mesa. Miro a mi alrededor, sintiendo el gran peso de mi cabeza, la cual parece haber aumentado de tamaño. Subo las escaleras haciendo malabares. Intento no caer de cara ni hacer ruido, lo cual es complicado ya que lo único que veo es negro. No voy a encender la luz ya que despertaría a mi padre. No es como si me hubiera escapado por la noche para ir a la fiesta o algo así, pero es doctor y a veces hace muchas horas así que llega muy cansado a casa.
Voy hacia su habitación para ver si está durmiendo. Cuando me paro delante de su puerta, cojo el pomo con cuidado y lo bajo lentamente, hasta abrir una pequeña rendija por la que puedo ver dentro de su alcoba. No se ve nada gracias a la opresiva oscuridad que abunda en su cuarto, así que enciendo mi móvil, el cual no tiene casi batería, y apunto con la pantalla a la cama. No mejora mucho, pero me ayuda. Dirijo mi vista hacia esta, solo para darme cuenta de que está hecha y no hay rastro de mi padre. Supongo que ha tenido una emergencia.
Me dirijo a mi habitación y entro. Cierro la puerta detrás de mí, y me meto en la cama. No tengo ganas ni de ponerme el pijama. Cierro los ojos y dejo que el sueño me envuelva.
···
Un ruido me despierta y miro la hora en el móvil. Las 3:30 am. Me fijo en la batería y me sorprendo al ver que está al 100%. ¿Lo puse a cargar? Otro ruido hace que me revuelva en la cama. Probablemente es mi padre, que ha vuelto del trabajo. Me levanto con pesadez para abrir la puerta y bajar cuando me sorprendo al ver la luz encendida. Esto es raro. Me asomo por las escaleras y distingo dos sombras. ¿Mi padre con compañía? Imposible. Bajo un poco más y veo a dos robots. Extrañada, intento estirar mi cuello para distinguirlos mejor. Cabezas redondas de metal, creo, con unos pequeños y fríos ojos azules. El cráneo está levitando encima de un pecho del mismo material con una gran raya ancha color gris en el centro, que empieza en el cuello del tórax y acaba donde debería estar el ombligo. Tienen brazos mecánicos anclados a los dos lados del torso, uno en cada hemisferio. Debajo de la caja torácica hay un disco de acero, puede, manteniéndose en el aire entre la "cintura" y un extraño holograma con la forma de la cola de un fantasma de color azul que debe hacer la función de unas piernas, aunque no las necesiten ya que parece que la gravedad no afecta a estos individuos.
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El colgante de madre
Science FictionKatherine es una adolescente con un futuro incierto. Con una madre desaparecida y un padre que intenta ser un buen ejemplo, Kate tendrá que vivir su adolescencia en compañia de su "amiga" Emily. Entonces se cruza con Jake y, lo que deberia haber sid...