O 1 • Adiós

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- ¿De que querías hablar, amor? - Denki se quedó quieto, tragando saliva. Las dulces palabras y mirada de la chica lo ponían algo avergonzado por lo que iba a decir.

- Es mejor que no me llames amor nunca más, Jirō. Quiero terminar esta relación. por favor no me busques más. - Dijo el rubio para levantarse de su asiento y salir de aquel café. Dejando a la confusa chica en soledad, mientras las demás personas del lugar miraban lo sucedido. Jirō intentó no gritar, no hacer algo que la dejara en más vergüenza, pero en ese momento sintió como las lágrimas caían por sus mejillas. Se fué del lugar, sin pagar la cuenta.

Mientras la joven caminaba, pasó frente a un lugar lleno de pequeños animales, se quedó mirando algunos cachorros. Eran tan adorables. Decidió entrar a la tienda. Un olor a fresas inundó su respiración, era agradable. Se acercó al mostrador y miró al joven tras este.

-Hola, ¿En qué puedo ayudarle? - Dijo el joven de cabellos verdes.

-Hola, sí, mi novio terminó conmigo. -Dijo limpiando su última lágrima. -¿Tiene algo mágico para curar este dolor? -.

-Mh,, perdón por lo sucedido, y claro, tenemos algo mágico para usted. Me presento, soy Midoriya y seré su guía en busca de aquel objeto mágico - el joven salió del mostrador para luego dirigirse junto a las jaulas de los animales.

Así fué como Jirō pasó la tarde jugando y aprendiendo junto a varios animales, midoriya cerró el local antes para que la joven pudiera relajarse y estar tranquila buscando compañía.

- Ya he visto a todos, no sé, nada sirve... - Dijo apenada.

-Mh... - pensó el joven Midoriya - Acompañeme.

La guió al final de la tienda, donde se encontraba la zona de primeros auxilios. Ahí había una caja, algo rota y dañada, el joven de cabellos desordenados la abrió y de ella se asomó un pequeño gatito de largas orejas, que casi parecían palos. Jirō pensó que podría ser una deformidad que este tenía.

-Este amiguito de acá, al igual que tú, fué abandonado por la persona que más quería. Quizás él te entienda. Anda -.

Jirō, dudosa, se acercó, la dulce mirada del animal la conquistó en cosa de segundos.

- ¿C-cuanto por el gato? - Midoriya sonrió.

-No vendemos, hacemos que la gente adopte. Lo único que vendemos son collares, platos y comida.

-Por favor, quiero todo lo que se necesita para cuidar un gato.

Y ese día, la joven de cabellos oscuros llegó con platos, juguetes, comida y un gato a su departamento.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2018 ⏰

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el gatito en la ventana [ momojirō ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora