|Prólogo|

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ADVERTENCIA:
Esta es una historia narrada en tercera persona. También toca temas delicados, entre ellos están: pedofilia, maltrato, acoso, abuso, sadomasoquismo y se sexualiza en gran manera al género femenino-la protagonista de la historia-. Contiene un lenguaje algo obsceno, entre otras cosas que ya verán más adelante. Las personalidades de los personajes han sido alteradas bastante. Se pide por favor discreción al lector(a). Ruego pacíficamente que sí este tipo de contenido te da "rasquilla" o "cosa" es preferible que no leas. Quedas avisado(a).

Su mirada estaba perdida en su libro. Las fotografías enmarcadas con rotulador negro destacaban las imágenes más importantes. Eran simples paisajes capturados antes del anochecer pero a ella le parecían preciosas, y siempre que tenía tiempo las admiraba. El timbre la saco de su trance en las imágenes, miro como todos a su al rededor comenzaban a levantarse mientras guardaban sus cosas. Soo un poco incómoda entrecerró sus ojos. Todos habían pasado de ella desde que entró en aquel colegio por sus padres. Ojalá hubiera una razón, pensaba siempre ella, pero la verdad es que no la había. No era ni mala, ni buena alumna, no se metía con nadie, ni nadie se metía con ella. Ni los profesores notaban su presencia o al menos hasta que pasaban la lista, pero volvían a olvidar su nombre a los pocos segundos después.

No escribía, decía que anotar memorias tristes que solo existían en su cabeza era buscar la enfermedad. Y tenía razón, ella no pasaba por nada tan malo como para quejarse, es por eso que estaba en un punto de su vida en el que realmente no sabía qué hacer, bueno, tampoco es cómo si con catorce años pudieras hacer mucho ¿Verdad?

—Con permiso.

Fueron las primeras palabras en el día que ella intercambiaba con alguien. El chico de pelo castaño la miro y accedió a moverse para dejarla pasar por la puerta del salón. Otro día caminando por los pasillos sola, ella fingía que iba a un lugar a por alguien o tuviera motivos para caminar desorbitada, pero es que ni estresada estaba ¿Quién era ella? ¿Existía si quiera?

Autoestima. Quizás eso era carente en ella y no le permitía avanzar, pero ¿Era realmente así? No, ella no se odiaba ni encontraba que algo estuviera fuera de lugar, se consideraba así misma alguien completamente normal en todos sus sentidos. Apoyo su mano en el vidrio de la ventana que daba la vista al patio de la academia a la que asistía. El sol brillaba radiante, iluminando los árboles y calentando el ambiente. Una foto. Claro, eso era lo que haría. Sacó su cámara de la pequeña mochila que llevaba colgada a los hombros. Click. Hermosa, una más a la colección.

Pero lo que para ella era un hermoso paisaje, para otros era una clara prueba de agresión. ¿Qué? Oh ¿Es que no lo dije? Pues sí... Justamente a la esquina, donde su cámara enfoco al árbol más grande con sus copas altas, había un chico. No cualquier chico, sino que Park Jin Young, el riquillo de la historia. ¿Agresión? Claro está, su mano abofeteando a una joven inocente con la espalda pegada al árbol denotaba violencia en todos sus sentidos, con todas las letras y en todos los colores. Soo guardo su cámara continuando su camino, hacía ningún lugar, sin notar ese pequeño, pero pequeñísimo detalle.

Pequeño para ella, pero ¿Qué diría Park Jin Young sobre esto? Definitivamente era inaceptable. Su impecable expediente podía ser manchado y su reputación quedaría en duda. Su mirada seria, su sonrisa tétrica y cordial a la vez, asustaba... Era como un robot hecho para ser perfecto o eso era lo que todos decían. Por dios ¡Es Park Jin Young! El chico más atractivo y con más futuro que cualquiera. Cualquier comentario malo era simple envidia, porque él era simplemente perfecto y único en su clase.

Cínico, así lo describirían los que de verdad lo conocen. Malévolo, dirían las chicas que tuvieron un ligero "roce" con él. Destructivo pero entrenado, diría su madre orgullosa de Park Jin Young. Él simplemente se lavaba las manos y quedaba exento de cualquier falta. Una persona con dinero puede hacer mucho más que comprar... También puede robar, porque eso era lo que él era, un ladrón.

La bofetada había sido por despecho. Era tan egoísta que no podía tener algo sin marcarlo o destruirlo todo a su paso. Pobre chica... Solo le había dicho que quería un tiempo para pensar sobre sí seguir con él o concentrarse en sus estudios... ¡Pero no hablemos de ella! Esto no es sobre ella, es sobre Park Jin Young, sobre Go Soo Mi. La importante foto que escondía Soo dentro de su cámara, la impotencia de Jin Young por querer desquitarse con algo o alguien al ver que esa chica le había cortado como si nada. Porque esto es el comienzo de una gran relación, gracias al despecho y a la ira que sentía en ese patio desolado, anteriormente acompañado por la chica que se había ido corriendo hace unos momentos y él, lo estaba consumiendo poco a poco.

— ¿Cuántas veces tengo que decirte que tengas cuidado con lo que haces en público?

La grave y a la vez afeminada voz había hecho que JinYoung volteara con la respiración entrecortada, no podía calmarse.

—Abuela, no estoy de humor. —Gruñó por lo bajo escupiendo. —Vete de aquí, deja de ser un estorbo. No te pagan para eso.

La mujer anciana se acercó a él resignándose una y otra vez. Que nieto tan malcriado tenía, igual a su queridísimo hijo. Le regaló una sonrisa cínica mientras ponía su bastón frente a ella.

—Joven Park. —Volvió su timbre de voz un poco más dulce. —Fue capturado en cámara.

El chico soltó una carcajada. Cámaras, obvio, estaban por todos lados. Pero no por nada su abuela trabajaba ahí y se encargaría de borrar esas imágenes que lo inculpaban de agredir a la joven.

—La vejez se te hace notar... Te haces inservible poco a poco, abuela. —Se cruzó de brazos dándole la espalda en un intento por ignorarla. —No me hagas convencer a papá de echarte ¿Sí?

—Joven Park, esa cámara no está bajo mis dominios, ni los de nadie de este establecimiento, exceptuando la dueña de la cámara, obviamente.

Sus palabras lo había hecho pasar saliva pesadamente. Volteó dando zancadas hasta ella. No, imposible ¿En qué momento? ¿Cómo su intuición no le había avisado?

—Ve al grano, anciana.

—Su nombre es Go Soo Mi. —Habló lentamente. —Estaba detrás de ella cuando vi lo sucedido y justo captó la escena del paisaje con usted infiltrado.

Abrió los ojos como nunca antes. Tenía que encontrarla y hacerla pagar ¿Cómo se había atrevido a tal barbaridad esa muchacha? No hizo una rabieta. Rápidamente se retiró del patio dirigiéndose a la oficina del director. Requería de los expedientes de esa estúpida a como diera lugar, en este mismo instante, sin evasiones.

Por el contrario, Soo caminaba lentamente por la acera. Se dirigía a su hogar con los audífonos puestos en sus orejas, contonéandose suavemente al ritmo del jazz que entraba por su sentido auditivo. Su cabeza se sacudía a medida que el ritmo cambiaba. Estaba siendo la protagonista de su propio vídeo musical con aquella canción de fondo. No sabía lo que le esperaba, ni se imaginada quién era ese chico de dieciocho años que se encontraba en su último año escolar. No tenía ni idea de que en ese momento él se encontraba adquiriendo su información, sosteniendo la foto de su expediente con rabia. Se contuvo de no romperla y volver a dejarla sobre el escritorio.

—Llamaré a mi padre, director Kim. Fue muy amable al brindarme esta información.

abuse of power; juniorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora